Arqueología de la región atacameña
34 RTCARDO E. LATCHAM vos persistían en el arte Chincha - l ea con una modalidad igual a la que nos había llamado la atención. Esto hace necesario que se eliminen de nuest ra li sta de entonces, varias de las pie- zas indicadas. Quedan, sin embargo, un buen número de las cuales no se puede dudar. Son las reproducidas en las figs. 1 a 4,8 a 10, 12 a 15, 20, 22 a 24, 26 Y 27. Ponemos en duda los Nos. 7, 16, 19 Y 25, las cua les, aunque tienen elementos tia- huan aqueños presentan algunos caracteres que pueden ser chinchas. L a dificultad de establecer con cer teza la época de todas estas piezas estriba en que ignoramos, en la mayoría de los casos, las cond iciones de su hallazgo. Las ha llamos casi todas en colecciones particulares y a menudo, el úni co dato concreto que ha bía respecto de ellas era el lugar en que habían sido en- contradas. Personalmente no habíamos hallado un cemente- rio O una sepultura de la época. H emos visto que Uhl e estima que los atacameños recorrie- ron en son de conquista o de colon ización, toda la hoya de Ti t icaca en una época anterio r a la construcción de los edificios que más tarde constituyeron las ruinas de Tiahuanaco. Se funda en la nomencl atura geográfica de la región, derivada en gran parte de la lengua atacameña. Opina también que los motivos escalerados tan comunes en el arte de aquella metró- poli fueron derivados de iguales motivos mucho más antiguos, comunes a la cestería atacameña, como se comprueba por los artefactos d e esta cl ase, pertenecientes a un período anterior, ha ll ados en las antiguas sepulturas de Pisagua. Estas teorías, aunque en nuestro concepto justi ficadas , hasta ahora, no ha n sido universalmente aceptadas, especialmente en el Perú, donde existen escuelas que luchan más para esta- blecer preconcepciones, que para d escubrir verdades históricas o arqueológicas. Allí, todavfa continúa la controversia, prni- cipalmente académica, entre los quechuaistilsy los aimaraistas. Persisten entre los a u tores los prejuicios de raza y de naciona- li smo que a menudo malogran los resultados de las investiga- ciones. Afortunadamente no todos son así y hay meritorias excepciones, especia lmente ent re los arqueólogos de la nueva generación, que buscan la verdad donde la encuentran. Pero, d ando por sentada provisoriamente la hipótesis de Uhle, resultaría que los atacameños estuv ieron en contacto con el pueblo constructor de las ruinas de Ti ahuanaco, retirándose probablemente a l sur del Perú y el suroeste de Bolivia , inclu- yendo en estas regiones las provincias actua lmente chilenas de Arica, Tarapacá y Antofagasta, an te el creciente poderío del nuevo imperi o que se levantaba en la Sierra.
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