Arqueología de la región atacameña

314 RICARDO E . LATCHAM Hi zo un descubr imien to que habría que revolucionar los estu- dios a rqueológicos de la vasta zona a que acabamos de refe- rirnos. Pudo establec~r pa ra la ant igua cul tura atacameña , has ta en tonces 'muy imperfectamente conocida, un a serie de etapas o épocas, desde la de Chavín de Huantar hasta la de los Incas Pero, el hecho más t ranscendental de todos su descubr i- mientos fué indudablemente el de la in t roducción en la cul t ura atac,ameña de las influencias chin chas en la últ ima época pre- incaica y la in tui ción de que podí an haber tenido un esparci- miento mucho mayor. T a l descubrimien to nos di ó la cl ave para resolver ' muchos problemas que nos tenían in t ri gados, sobre todo el origen de la decoración de una gran pa r te de la alfa rería dia ui ta, argen- t ina y chil r na y la di spersión de muchos de los mot ivos más sencill os hasta Chile austra l y hasta el pa ís de j os chiriguanos, sin habl ar de la zona in termedi a de los atacameños. Los re- sul tados de nuestras in vestigaciones en este respecto los hemos expuesto en di versas publicaciones desde 1928. Como se ha dicho más atrás, estamos convencidos que el bronce originó en la época de las influencias chinchas y que no se ha deducido ningun a prueba de su existencia en la región andina en época anterior. Resul ta entonces que las famosas placas de este meta l con fi gura humana y dos felinos, que figu- ran como de Tiahuanaco en los Museos de Cambridge y de Berlín , no pueden ser de la época de la civili zación de T iahua- nac,o ni, con toda probab ilidad , proceden tes de aquell a re- gión. Al comparar estas dos pl acas, pub li cadas por Posnansky (1), con la descubier ta en Chaquiago, cerca de Andagalá (Cata- marca), en pl eno terri torio di agui ta, por La fone Quevedo, se nota una casi identidad en todos sus detall es decorativos. Hablando de esta semejanza, dice Levellier: . •Es de notarse la semejanza de estiJ.ización de los jaguares, su postura de guardi anes a ambos lados de un personaje cent ral, la cruz per- cep t ibl e en las orejas de los felinos, los cí rculos y cuadrados concéntricos reiterados en la parte interior de las placas y el signo escalonado. Trátase de símbolos, de represen taciones convencionaJe's o de caprichos decorativos, las analogías exis- ten, robustecidas por la simili tud de ejecución.> (2) Posn ansky, cuyo t rabajo pictórico y descript ivo es tan útil e in teresante como son peregrinas e ilusas sus in terpretacio- nes, supone que las tres placas, sino de Tiahuanaco, <estén , ( 1) El signo escalonado erl, las ideograf1as americanas. Berlin, 19 13. (2) Nueva cr6nica de la c.onqu.ista de Tucum6n. Ob. c it. p . 63.

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