Arqueología de la región atacameña

312 RlCARDO E. LATCHAM mas considerar esto como un ensayo tentativo, por cuanto hay muchas regiones que no se han tomado en cuenta, por falta r en ellas análisis de los objetos hallados. ASÍ , por ejem- plo, de los noventa objeLos analizados cuantativamente, sólo seis de ellos tienen una procedencia chi lena. Estos son seis fragmentos de artefactos de Taltal , remitidos a Jijón por Cap- deville. En cambio, son centenares las piezas 11alladas en el país, cuyo anál isis se ignora, como también la combinación de las impurezas que se encuentran en los minerales de Chile. Este es el país de América meridional donde quizá existen más minerales de cobre y, a la vez, donde se halla mayor número de combinaciones. Los aLacameños, por otra parte, eran una raza de andariegos y traficantes y es posible que algunas de las piezas que Jijón considera pertenecientes a uno de los cen- tros que él establece, haya tenido una procedencia distinta. Por ejemplo, la mayor parte de los silicatos y carbonatos de cobre chilenos provienen de la oxidación de los polisú lfuros y todos contienen pecas infinitesimales de súlfuros s in oxidar que impiden en gran parte su aprovechamiento completo por los métodos ordinarios de la lixiviación. Estos minerales eran 'los predilectos de los indios para sus fundiciones y es natural que al fundirlos indicios del azufre quedarían en el metal. Otro de los minerales muy camón en el norte de Chi le es el sálfuro de cobre y plomo, o de cobre, plata y plomo. Estos ill oxidarse dejan en los minerales de color en que se transfor man, pequeñas cantidades de estos metales que, en la fundi- ción aparecerían como impurezas del cobre y otro tanto pasa con el fierro y el arsénico, que también son abundantes en muchos minerales. Por consiguiente, al hacer el análisis completo de los bron- ces chilenos, es posible que algunos de ellos presenten impu- rezas que les hagan parecer como procedentes de otras regio- nes donde se hallan combinaciones análogas, cuando en ver- dad fueron fundidos en localidades chilenas. Al final de su estudio Jijón y Caamaño insinúa la posibili- dad de haber existido en la región andina una edad de cobre antes de la d el bronce, como en Europa, y contin(¡a: «Más, desglraciadamen te, aquellos que se han ocupado de la composición química de los objelos de metal en Sud Amé- rica, han prescindido en lo absolu to, del estudio del significado cronológico de los artefactos analizados, limitándose en mU- chos casos, a indicar su naturaleza en términos vagos e insufi- cientes; si juntamente con el análi sis hubiesen publicado un dibujo del objeto, quizás entonces, sabríamos ya, si anterior-

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=