Arqueología de la región atacameña
32 RICARDO E. LATCHAM senta una serie de correlaciones que él cree ver cn'tre la cultura de Tiahuanaco y la del noroeste argentino, y que a su juicio, sólo podría haberse derivado de la introducción de influencias de la primera en el desarrollo de la segunda. i\las, no pudo presentar ningún hecho convincente y muchas de las correla- ciones que quiso establecer, hoy, que se conocen mejor las demás influencias q'le obraron en la formación de la cultura calchaquí- diaguita las debemos atribuir a otros orígenes y a otras épocas. Quizá el argumento más poderoso que ofrece este autor es el que se refiere a ciertos motivos de la decoración de la alfarería, como la serpiente de dos cabezas y las representaciones antro- pomorfas con hacha o flecha en la mano, las cuales, aunque a veces seriamente modificadas parecen haberse derivado del arte tiahuanaqueño . Por algunos años la discusión del tema quedó sin nuevos argumentos, hasta la publicación en 1919 y 1920, por Uh)e, de los resultados de sus excavaciones en Tacna, Arica y Pisa- gua . Pero con los nuevos descubrimientos hechos en esos lu- gares, este arqueólogo pudo probar plenamente que allf, a lo menos, habían llegado las influencias de la civilización de Tia- huanaco. Presen tó (1) una serie de artefactos extraídos de las sepulturas que no dejaban ninguna duda al respecto. Sin embargo, entre Tacna y el noroeste argentino había una larga distancia y el problema respecto a esta última región, todavía quedaba sin resolver. En 1923, Eric Boman publicó un trabajo (2) en que puso en duda la cronología propuesta por Uhle para las provincias argentinas y consideró poco probable la existencia en la región de influencias tiahuanaqueñas directas o contemporáneas. Uh le contestó con otro artículo (3) basado en parte en los nuevos hallazgos hechos en el norte de Chile. Reforzó su posición respecto de las inOuencias de la cultura de Tiahua- naco en la diaguita, pero sin dejar definitivamente resuelto el problema, en cuanto a la Argentina, aunque probó la existen- cia de ellas en el curso medio del Loa . Aceptamos sus argu- mentos acerca de la existencia de la serpiente en el arte tia- huanaqucño, negado por Boman, porque en la alfarería dia- guita-chi lena, donde este motivo es frecuente (4), a menudo va acompañado de otros elementos que indudablemente tienen ese origen. (1) Fu.ndamentos étnicos :Y Arqueología de Arica y Ta cue . Gb. cit. (2) cEnsayos de establecer una cronología prchispáni ca en la región dia- guita,. Bolet1.ll de la Academia Nacional de Historia . Quito. . (3) cCronología y origen de las antiguas civilizaciones argentinas'. Mismo Boletin. N.o 18. Quito. 1923. (4) .41farería i1zdíze1Uf ,hileno. Oh. cito p. 77. figs. 22 a 25.
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