Arqueología de la región atacameña
228 RICARDO E. LATCHAM formas son muy diversas, pues eso depende de la manera de hacer la cintura y el número de éstas. Los principales tipos son los que presentamos. (A. 1. C. Figs. 13 a 15 , 17 a 20 y 26. Lám. VII, Fig. 11. Lám. VIII, Figs. 2, .) y 4.) Debenedetti halló tres vasos de este tipo en . La Isla> de Tilcara y los reproduce en las Figs. 70, 71 y 72 (pág. 128), pero considera que son ' productos de la fantasía más que de un canon fijo y en prueba de ello basta considerar que no son formas definitivas ni generalizadas . . No obstante , sirven para demostrar nuevamente las influencias atacameñas en esta localidad. No sabemos que se hayan encontrado en la Puna de J ujuy y faltan en las colecciones de La Paya. Una clase de pieza que ·tampoco es escasa , se compone de dos cuerpos unidos, generalmente, pero no siempre sub - glo- bulares, formando dos receptáculos distintos que recuerdan una especie de salero usado actualmente entre la gente del pueblo, para contener sal en un lado y pimienta o ají en el otro. (A.!. C. Figs. 45, 47, 48, 49 , 94 y 251. Lám. VIII, Fig. 6.) No siempre los dos lados son iguales. Dos de las que hemos citado tienen un lado más alto que el otro. Tam- bién hemos encontrado el mismo tipo de vaso con tres recep- táculos, como uno que hallamos en Quillagua, pero en todo caso éstos son más raros. Debenedetti halló estos vasos dobles en «La J sla . de Til- cara, como también en la ciudad de 'Humahuaca, aunque en vez de ser lisas, como los ejemplares chilenos, ostei;taban una ornamentación sencilla pintada. Los reproduce en las Figs. 127 y 128. (Pág. 182.) Una especie ele cantarito, );¡astante repartido en el sur del Perú y que se halla desde Moliendo hasta Chile Austral , es el que tiene un cuerpo sub - globular, a veces un poco achatado, y un cuello corto en forma de cono truncado invertido. (A. l. C. Fig. 58.) A menudo lleva un asa con prot'uberancia en la parte superior de la curva, pero tal carácter 110 es constante, a yeces el asa es liso y muchos jarros no llevan asa. Con fre- cuencia ebte tipo se halla decorado y .de éstos trataremos más adelante, cuando describimos la alfarerfa pintada. Además de las indicadas, hay muchas formas que 110 SOI1 tan comunes, como las que reprodurimos en las Figs. 90 y 91. La mayoría de todos estos tipos son toscos y de factura poco esmerada. Pero además, hay otros muchos de formas igua- les, hechos con más cuidado, enlucidos de roj o y bruñidos. . En esta clase de alfarería, son más c;:¡munes los platos y tazas. los pseudo - apodos, algunas formas ele jarros, ele cuando en cuando las ollitas y algunos vasos en.f;:¡rma de botella.
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