Arqueología de la región atacameña

ARQUEOLOGí \ DE LA REGIÓN ATACAMEÑA 2S LUra atacameña tuvo un número de artefactos típicos y si la dispersión de ellos desbordó la región verdaderamente ataca- meña se debe d influencias directas como en la Puna de Jujuy y prolablemente en La Paya: y Humahuaca, o, a intercambios, como en las regiones diaguitas más distantes. No queremos afirmar que los atacameños conqu istaron o siquiera ocuparon alguna vez como nación dichos parajes. La nomenclatura geográfica no nos proporciona base para seme- jante suposición, como en el caso de la Puna de A.tacama, pero no es menos cierto, que los artefactos de aquellos lugares son más atacameños que calchaquies o bolivianos y si quitamos de la región de las chichab, señalada en el mapa de Vignati, todo lo que lleva el sello de la cultura atacameño, el ajuar que queda se destaca como muy pobre . La misma dispersión de influencias entre los atacameños y diaguitas se observa, a la inversa, en la industria metalúrgica. Lo creemos casi seguro que una gran parte de los artefactos de cobre o de bronce hallados en el sur de la región atacameña , desde San Pedro de A.tacama y Antofagasta hasta Caldera, es originariamente de tipo diaguita. No es tan fácil resolver si las evidentes influencias que se notan en la metalurgia ata- cameña del sur provinieron de los diaguitas argen tinos o de los diaguitas chilenos. Sospechamos lo último, pero no pode- mos estar seguros, porque la arqueología de las provincias de Atacama y Coquimbo ha sido muy poco estudiada y excava- ciones metódicas en esta zona casi no se han hecho sino en pe- queña escala. Sin embargo, debemos objetar la declaración de Vignati en la cual hablando del descubrimiento de objetos de bronce por Ambrosetti en La Paya, dice: <el hallazgo allí realizado de un crisol y de restos de moldes para fundir metales patentiza que estos objetos eran trabajados en la misma localidad. De modo, pues, que los habitantes del lado argentino conodan y practicaban el laboreo de los metales, en tanto que sus congé- neres de Ataco11'la desconocía1l esa i1ldustria. ' En esto hay un error profundo y no sabemos en que se funda Vignati para hacer semejante aseveración. En la provincia de Antofagasta ex istían, en tiempos anteriores a los españoles, las grandes minas de Chuquicamata y de San Bartola, en cuyos contornos se han encontrado restos de las Jmayras u hornillos usados por los indígenas, los minerales mismos, principalmente carbonatos, oxicloruros y silicatos de cobre, las escorias, frag- mentos de crisoles, moldes de greda y de piedra, y las herra- mientas de piedra y cobre con que los indios trabajaban las minas. Más aún, dentro de las minas mismas se han encon-

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=