Arqueología de la región atacameña

168 RICARDO E. LATCHAM imprimir dibujos en telas de corteza de árboles o para tatuaje, pero aquí su uso es problemático. Fig. 58 a. En nuestras excavaciones en los cementerios del Río Loa, encontramos con cierta frecuencia aros de palo, de diferentes diámetros, desde 15 hasta 30 cm. Los palos usados para formar los aros eran delgados, (6 a 8 mm') y arqueados para formar un círculo casi perfecto. Los dos extremos de cada palo casi se tocaban, raras veces quedando en tre ellos un espa- cio mayor de 5 ó 6 mm. Algunas veces los palos eran descor- tezados, pero, a menudo, guardaban la corteza. Por mucho tiempo no se nos ocurrió a qué uso habían sido destinado tales aros, hasta que , en un cementerio chincha- atacameño de Quillagua encontramos la s:¡lución del enigma. Hallamos en una sepultura dos aros iguales a los encontrados antes y un tercero que sostenía un pequeño tejido estirado en forma circular. El urdimbre envolvía el palo por toda su circunferencia. La trama había sido ejecutada con lana de diferentes colores, formando un hermoso dibujo a modo de bordado. Así pudimos cerciorarnos que los anillos o aros servían de bastidores, muy parecidos a los que las damas de hoy emplean para hacer sus bordados . El aro con su tejidp y un número de los otros existen hoy en las colecciones del Museo Nacional de Chile. Fig . 58 b. CALABAZAS En toda la región atacameña, desde Tacna hasta CAldera, se hallan en cada cementerio y casi en cada sepultura, cala- bazas, generalmente semi - es{pricas, con frecuencia decora- das, a menudo lisas. El tamaño varía bastante, pero casi siempre tienen la misma forma general, la de un fruto esférico partido por la mitad . Sin embargo, se encuentran a veces, calabazas enteras o partidas, de otras formas y de diversos tamaños, algunas COTI10 botellas, otras en forma de peras y otras aun de cuello delgado, de las que vulgarmente se llaman mates. No sabemos con seguridad, en qué época comenzó el uso de las calabazas entre los atacameños. En Ancachi, encon- tramos dos o tres fragmentos de calabaza lisa, 10 que parece indicar que en el período epigonal, anterior a la atacameña indígena de Uhle, se conocía la planta. En la época atacameña propiamente dicha, eran más comu- nes, pero no recordamos hacer encontrado una so la decorada, las que se hallan con gran frecuencia en las sepultllJ;as chincha- atacameñas de muchas partes de la zona. Son también bas-

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