Arqueología de la región atacameña

18 RICARDO E . LATCHAM en Paracas y en la región andina, se puede admitir la existen- cia y desarrollo de la cultura a que dió el nombre de Proto - Nazca y no tenemos dificultad en aceptar la antigüedad ' que la quiere asignar. Pero en esta región se hall a una serie d e nombres geográficos de derivación atarameña, entre los cuales se pueden mencio- nar: Ica, Mochica, Astute, Tata, Lujaraca, Tajaraca, Ocuca- je, Oyujaya, Maturi, Cachicha, Sancoche, Lucriche , Puche, Cahuachi, Chavincha, Chuchanga, Callanga, Quinga, P a u- ranga, Tunga, Callango, Coyungo, etc. Dicha región es una de las que ha sido bastante explorada arqueológicamente y puede decirse con más o menos seguridad que, después del establecimiento en la zona de las civilizacio- nes d e Paracas y Nazca, no se ha encontrado en ella ningún vestigio de la cultura atacameña . Es de suponer entonces que la estada de los atacameños en la comarca fuese anterior a la llegada del pueblo más culto y que se retiraron ante el avance de éste. . No sabríamus decir s i en e~a época los atacameños tuviesen conocimiento de la domesticación de la llama o si este conoci- mien to lo adquirieron de su con tarta con pueblos más cultos. De todo modo es de creer que en aquella época utilizaron este animal como bestia de carga lo que facilitó grandemente sus largas migraciones y conquistas, permitiéndoles atravesar regiones desiertas que sin semejante ayuda habría resultado muy penoso. Deben haber aprendido a tejer la lana de estos animales, a juzgar por los restos de paños encontrados en las sepulturas de algulJas partes de la costa y que deben atribuirse a esta época. En el 'Musco Nacional de Chile existe una serie de trozos de tejidos de lana , procedentes de I¡¡s antiguas sepulturas de Pi- sagua y de Punta de Pichalo y que pertenecen a períodos anti, quísimos, hasta el de Tiahuanaco . El estudio de tales restos d emuest ra que , aun en aquellos tiempos, el arte de tejer eslaba bien desarrollado. Es casi seguro también, que en esa remota época, los ataca- meños se dedicaron a la agricultura y aparentf'mente Uhle participa en esta opinión, porque, al hablar de las migraciones de este pueblo , dice: «Típico para la agricu ltura atacameña era el trabajo con palos apuntados, muchas veces en forma de cuchillos y con pa las de diferen te carácter. Con facilidad se sigue el uso de los primeros hasta ' el valle de Lima por el norte, Las palas eran de madera, otras tenían una hoja anrha y delgada de piedra, con un mango de palo; de las dos clases

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