Arqueología de la región atacameña
ARQUEOLOGíA DE LA :REGI6N A1'ACAMEÑA 129 que describe las antigüedades de la Puna y Desierto de Ata- cama. Reproduce las fotografías de dos de las tabletas halla- das en Calama por Sénéchal de la Grange y otra ha llada en Chiu - Chiu. Insinúa la idea de que en vez de servir para ofrendas, como opinó Ambrosetti, podrían más bien haberse destinado para moler alguna substancia vegetal que se usara como rapé. Llamó la atención a que los mundurucús de Bra- sil todavía usan tabletas parecidas para el mismo objeto. En 1910, nosotros presentamos tres nuevos ejemplares halla- das, una en Antofagasta, otra en Cobija y la tercera en Pa- poso .(1) Más o menos por el mismo tiempo, tuvimos opor- tunidad de examinar y estudiar una colección de varios cen- tenares de objetos coleccionados por el Dr. Otto Aichel en un cementerio del Cerro del Morro, al norte de Antofagasta y en otro de la isla de Santa María frente al mismo puerto. Dichas colecciones fueron llevadas un poco después, a Alemania, por dicho caballero y formaron la base del Museo de Kiel, del cual fué director el mismo Dr. Aiche\. Entre los objetos que for- maban estas colecciones y signados con los números 2045 a 2050 habían cinco tabletas de madera de los tipos que citamos. En la colección del señor "Armando Rivera de Copiapó, vimos otra, coronada de una cabeza de cóndor, procedente de Toconao Uhle, en un trabajo presentado al XVII Congreso Inter- nacional de Americanistas en 1910, (2) hace mención de va- rias otras tabletas de piedra. Dice que de Tiahuanaco se co- nocen ocho de piedra, de la's cuales reproduce dos (figs . 15 - 16), otras dos pertenecían a la colección del Dr Mazzei, dos más quebradas, en el Museo de Filadelfia, otra adquirida por el Dr. Debenedetti en La Paz y otra que ex;iste aun en Oruro o sea un total de catorce. Aun cuando éstas no sean de madera, las mencionamos porque es casi seguro que las de madera se han derivado de las de piedra o vice - versa y han servido el mismo propósito. Tenemos en nuestro poder tres de piedra halladas en la región chilena, una en Toconao, una en Quilla- gua y la otra en Taltal Con todo esto llegaron a treinta y cinco los ejemplares de tabletas de madera conocidas en 1912, de las cuales la mayor parte procedían del territorio argentino. Durante las excavaciones efectuadas en Calama y vecin- dad por Max Uhle, este arqueólogo encontró otras treinta, (1) Les changos de las costas de Chile. Fig. 8, a, b, c. (2) Las relaciones prehistóricas entre el Perú 'Y la Argentina. ARQUEOLOGíA 9
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