Arqueología de la región atacameña

ARQUEOLOGíA DE LA REGlÓN ATACAMEÑA 107 hallaban los caseríos de los indios . Por medio del riego podían cultivar unas pocas hectáreas y así aprovechar sus cortas siembras de maíz, quinoa y algunas otras plantas. En la hoya del río Loa, el más considerable de todos los de la región, existían algunas poblaciones de mayor importan- cia, como Lasana, Chiu - Chi u, Cal ama y Quillagua y otras menores corno Conchi, i\Iiscanti, Chacance y Ancachi, pero en la mayor parte de éstas, el cultivo se reducía casi exclusi- vamente al maíz, a causa del agua salobre del río despué& de su unión con el Salado cerca de Chiu -' Chiu. En los valles abrigados de Tarapacá y en algunos puntos al contorno del Salar de Atacama, se cultivaban también el poroto palIar , la quinoa, el zapallo yel ají, cuyas semi llas se encuen tran, a veces en algunos de los vasos de greda hall ados en las sepulturas . Es casi seguro que las principales faenas agrícolas eran des- empeñadas por las mu jeres, como era co~tumbre en todos los países andinos. En las tumbas se hallan numerosas herra- mi entas empleadas en la preparación de las tierras de cu lt ivo. Primero rompían el ter reno con un palo grueso y pesado, del cual sacaban una punta en un extremo, a veces en forma de cincel. Frecuenteme!1te los hombres se ocupaban en esta tarea. Después iban las mujeres con palas de madera de di- ferentes forma s. A veces la hoja de la pala era de piedra, amarrarla a un asta o mango de palo. Con las palas daban vuelta fa gleba. En seguida, con mazos o cuchillones de ma- dera, rompían y dl'smenuzaban los terrones. En esta faena frecuentemente tomaban parte los niños, como se ve por los cuchillones de pequeño tamaño que se encuentran a menudo. No sabemos, a punto fijo, cómo se efectuaba la siembra , pero es muy probable que la hacían de la mi,ma manera que la hacen hoy los indígenas de la reo-ión, por medio de un palo de plantar, con el que hacían un hoyo donde echaban la semi- lla. Muchos palos de esta naturaleza, encontrados en las sl'pulturas, parecen confirmar l'sta suposición Por lo demás, ésta ha sido la manera más común de plantar el maíz en toda la América donde se ha hecho tal siembra. Todos los pequeños predios eran regados por acequias lle- vadas de los cursos de agua corriente, o, donde las había , de las vertientes. En tiempos de antes, parece que las aguas eran más abundantes, porque en diferentes partes del desierto y de la Puna, encontramos ruinas de antiguas habitaciones y trazados de acequias, en lugares donde hoy no existen asomos de agua. En algunos valles angostos, donde había agua y pocos terrenos planos, se aprovechaban las faldas de los cerros

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