Manejo fonoaudiológico de la persona con afasia

CAPITULO 8 / EVALUACIÓN ESTRUCTURA Y FUNCIÓN 53 MANEJO FONOAUDIOLÓGICO DE LA PERSONA CON AFASIA • Lectura oral de oraciones • Lectura oral de pseudopalabras • Lectura oral de textos • Lectura Comprensiva • Pareo visuo-verbal • Seguimiento de instrucciones escritas • Comprensión de textos Como consideraciones especiales es posible mencionar que, en casos de PcA severas, es recomendable iniciar con tareas de lectura/reconocimiento de grafemas, permitiendo detectar tempranamente alteraciones a este nivel que puedan afectar el desempeño del individuo para tareas más complejas. Por último, es importante destacar la posible disociación entre lectura oral y lectura comprensiva, siendo no menos frecuente que en personas con afasias fluentes tengan una mejor con- servación para la lectura en voz alta, pero con una baja com- prensión de la información que están leyendo. Evaluación de la escritura Los procesos que intervienen en la escritura son: léxico orto- gráfico, mecanismo de conversión fonema-grafema, almacén grafémico, léxico-fonológico, más los procesos periféricos de análisis visual de entrada y producción de la palabra escrita de salida (Cuetos Vega, 2004; Gialanella, 2011; Whitworth et al ., 2005). Para evaluar la escritura es necesario, al igual que la lec- tura, tener en consideración aspectos como, trastorno motor asociado, escolaridad, lateralidad y/o cambio de lateralidad en el caso de personas con hemiparesia de un hemicuerpo, alte- raciones sensoriales, contexto, etc. En la evaluación de la escritura se pueden considerar tareas tales como: • Escritura a la copia (palabras aisladas, frases, oraciones, etc.) • Escritura de series automáticas (números, días de la sema- na, meses del año, etc.) • Escritura al dictado (palabras aisladas, oraciones, etc.) • Escritura espontánea • Escritura descriptiva Pruebas formales para la evaluación de estructura y función El proceso de evaluación ha sido descrito como dependiente de la expertise del clínico y de las características propias de cada sujeto, considerando algunos factores como: edad, esco- laridad, género, lateralidad, cuadro de base, comorbilidades, trastornos motores o sensoriales asociados, entre otros (Ardila et al ., 2005; Goodglass et al ., 1998; Whitworth et al ., 2005). No obstante lo anterior, a lo largo de la historia de la investigación en afasia; se han desarrollado diversas baterías de evaluación de lenguaje que permiten unificar criterios diagnósticos entre los clínicos y realizar evaluaciones completas de los diferentes niveles lingüísticos y comunicativos (Marshall &Wright, 2007). La mayoría de estas baterías han sido desarrolladas en países de habla inglesa, lo que evidentemente representa una difi- cultad en su aplicación en países hispanohablantes. Su escasa disponibilidad, particularmente en nuestro país, supone una dificultad producto de la falta de procedimientos estandariza- dos que permitan aunar criterios de evaluación y diagnóstico entre los clínicos que actualmente se dedican a la interven- ción de los trastornos del lenguaje en adultos. En la actualidad, existen algunas pruebas estandarizadas que se encuentran con mayor frecuencia en el contexto clínico na- cional. Estas se describen a continuación: Batería de Boston para el diagnóstico de las afasias (Goo- dglass et al ., 1998) Es la batería de evaluación más utilizada y con mayor cantidad de traducciones a diferentes idiomas (Jiménez Hornero, 2011). Cuenta con traducciones al español y ha sido normada y vali- dada en países como Colombia y España (Ardila et al ., 2005). Creada en el año 1972 por Goodglass y Kaplan, esta batería permite obtener un perfil lingüístico evaluando diferentes ni- veles del lenguaje que se detallan a continuación (Goodglass et al ., 1998): • Escala de severidad: en base a la puntuación de ocho ca- racterísticas comunicativas en una escala de siete puntos. • Comprensión auditiva: mediante el uso de las tareas de discriminación de palabras, identificación de partes del cuerpo, órdenes, material ideativo complejo. • Expresión oral: incluye las tareas de agilidad oral, secuen- cias automatizadas, recitado y ritmo, repeticiones de pala- bras, frases y oraciones, lectura de palabras, respuestas de denominación, denominación por confrontación visual, denominación de partes del cuerpo, nombrar animales, lectura de oraciones en voz alta. • Comprensión del lenguaje escrito: contempla las tareas de denominación de letras y palabras, asociación fonética, emparejar dibujo-palabra, lectura de oraciones y párrafos. • Escritura: incluye las tareas de mecánica de la escritura, recuerdo de símbolos escritos, encontrar palabras escritas, formulación escrita. Prueba de Minnesota para el diagnóstico diferencial de las afasias (Schuell, 1965) Esta prueba contiene 59 subpruebas agrupadas en 5 áreas diferentes: a) trastornos de habla y Lenguaje, b) trastornos vi- somotores y de escritura, c) alteraciones de las relaciones nu- méricas y los procesos aritméticos, d) alteraciones auditivas, e) alteraciones visuales y de lectura y permite planificar estra- tegias de intervención en base a las áreas que puedan resul- tar afectadas. Lamentablemente, la aplicación de esta prueba tiende a ser demasiado extensa, lo que limita su utilización. Índice de habilidad comunicativa de Porch (PICA) (Porch, 1967) Esta prueba permite medir una serie de habilidades comuni- cativas a través de 18 subpruebas. Cada subprueba contiene 10 ítems, y a su vez, cada ítem contiene: a) 4 tareas verbales, b) 8 tareas gestuales, c) 6 tareas gráficas. La aplicación de esta

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