Manejo fonoaudiológico de la persona con afasia

CAPITULO 7 / CONSIDERACIONES GENERALES PARA LA EVALUACIÓN DE LAS AFASIAS 47 MANEJO FONOAUDIOLÓGICO DE LA PERSONA CON AFASIA gan puntajes que permitan posicionar a la PcA dentro de un rendimiento esperable, sino que permite determinar el rendi- miento de este comparado con un estándar absoluto, pudién- dose consignar como: pasa/falla, porcentaje de logro, tasa de desempeño, etc., para lo cual el uso de rúbricas resulta una buena ayuda. Herramientas de observación Los instrumentos orientados a la observación clínica permiten describir una conducta sin ningún tipo de referencia o están- dar predeterminado. Resulta útil para determinar la presencia o ausencia de una conducta, su frecuencia, magnitud o dura- ción de su ocurrencia, y las situaciones en las cuales ocurren (Kennedy, 2007). Su uso permite las valoraciones más natura- les de todas, pudiéndose modificar o no las variables con el fin de determinar la capacidad funcional del sujeto mediante evaluaciones dinámicas. Procedimientos informales El proceso de evaluación informal busca especialmente de- terminar los objetivos de tratamiento más apropiados para la PcA a partir del análisis de sus habilidades y conductas en cada uno de los componentes del modelo CIF; transformán- dose en un intermediario esencial entre la evaluación formal y el tratamiento (Murray & Coppens, 2013). La no inclusión de estos procedimientos deriva irremediablemente en una po- bre articulación entre los objetivos terapéuticos que pudiese plantear el/la fonoaudiólogo/a. En línea con este argumento, Murray & Coppens (2013) plan- tean -rescatando las ideas de Murna de 1978- que aquellos clínicos que articulan sus objetivos de tratamiento basados solo en la evaluación de las habilidades de la PcA (evaluación formal) tienden a aplicar un abordaje estándar -a modo de re- ceta de cocina- que no da cuenta de las reales necesidades de cada persona en particular. La evaluación informal no resulta un proceso sencillo. De he- cho, su operacionalización resulta imposible toda vez que no es posible reducir en una serie de pasos organizados o prees- tablecidos, siendo más apropiado describirla como un tipo de evaluación que busca respuestas mediante el uso explícito de hipótesis que son propuestas y respondidas durante la eva- luación informal (Murray & Coppens, 2013). De este modo, el clínico guía un proceso que se caracteriza por ser un ejercicio fluido de pensamiento crítico, generando constantemente hipótesis pertinentes al caso, para las cuales posteriormente debe establecer tareas que permitan probar cada una de ellas (Murray & Coppens, 2013). Ejemplos de hipótesis propias de una evaluación informal son: ¿Las dificultades en la nomina- ción de la persona están relacionadas con el componente se- mántico?, ¿la persona es capaz de satisfacer sus necesidades comunicativas básicas al interior de su hogar?, ¿la expresión está mayormente interferida por el componente motor del trastorno de la comunicación?, etc. De este modo, la evalua- ción informal hace referencia a un proceso que también es co- nocido como evaluación dinámica (Murray & Coppens, 2013), en la cual el clínico ha de crear tareas -y las suficientes ade- cuaciones, refuerzos o ayudas- que le permitan responder a cada una de las hipótesis o preguntas planteadas. Tareas que deben ser concordantes con las características individuales de cada persona, siendo lo más ecológicas posibles, al tiempo que se organizan en secuencias de dificultad que incremen- tan progresivamente. Por último, es importante mencionar que este tipo de evalua- ción también puede ser aplicado para determinar característi- cas externas a la PcA, como son: su contexto, las capacidades/ condiciones de su cuidador, la interacción con sus compañe- ros de comunicación, etc. Para lo anterior, se han de plantear preguntas e hipótesis que involucren a los otros individuos y/o que posicionan a la interacción comunicativa como obje- to de observación. CONCLUSIONES La evaluación de la PcA supone una serie de procesos con el principal objetivo de recoger, pero por sobretodo analizar, información proveniente de diferentes fuentes. Datos que permitirán al clínico tomar decisiones fundadas para el esta- blecimiento de un diagnóstico concordante con la condición comunicativa de la persona y su posterior intervención tera- péutica. Es importante reforzar que la información a obtener no solo es de tipo lingüística, sino que además se debe considerar siempre recabar información que permita situar el trastorno del lenguaje bajo un enfoque centrado en las particularidades de cada PcA, como lo son las cognitivas, sociales, ambientales, emocionales, entre otras. Por ello, las fuentes de información no solo han de contemplar a la PcA, sino que además deben considerar a aquellas personas que resultan significativas para su desenvolver cotidiano, independiente del tipo de vínculo existente (familiares, cuidadores, amigos, compañeros de tra- bajo, etc.) Como se ha mencionado, los propósitos de la evaluación son diversos y van cambiando a lo largo de la intervención. De este modo, el clínico debe realizar los ajustes necesarios en su proceder, de acuerdo a la(s) necesidad(es) particulares que se tengan en ese momento. Así, en una etapa inicial, habitual- mente el propósito es determinar la presencia de un trastorno de la comunicación, su diagnóstico y grado de severidad, de- terminando además si la persona es candidata para una in- tervención del lenguaje y/o comunicación. Posteriormente, durante la planificación del tratamiento, debe establecer las fortalezas y debilidades de la PcA y su contexto, generar los objetivos de tratamiento, buscar estrategias para establecer de una línea de base y, finalmente, determinar el momento del alta en base a los logros funcionales y la calidad de vida. Finalmente, respecto a los instrumentos de evaluación, en nuestro país se utilizan con relativa frecuencia baterías de evaluación de la afasia, no obstante la mayoría de estos ins- trumentos no se encuentran estandarizados ni cuentan con normas de referencia, siendo por ello de gran utilidad las he- rramientas de observación o pruebas referidas a criterio, las cuales tienen la fortaleza de permitir evaluaciones dinámicas que suelen ser más informativas sobre el rendimiento funcio- nal de la persona.

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