Manejo fonoaudiológico de la persona con afasia
CAPITULO 7 / CONSIDERACIONES GENERALES PARA LA EVALUACIÓN DE LAS AFASIAS 46 MANEJO FONOAUDIOLÓGICO DE LA PERSONA CON AFASIA no solo afectan su propio bienestar psicoemocional y físico, sino que también afectan a la PcA a través de respuestas inter- feridas por su estado emocional o conductas comunicativas que dificultan la recuperación de la PcA (Murray & Coppens, 2013). J. Generar sistemas de registro y documentación de los progresos En la actualidad, el registro de los progresos (y no progresos) de las PcA resulta esencial para la toma de decisiones en re- lación al cumplimiento de objetivos, grado de efectividad del tratamiento y la determinación de cambios o ajustes en los procedimientos utilizados (Kennedy, 2007). Como ya se ha mencionado, el registro debe incluir no solo aspectos for- males del lenguaje, sino además aspectos funcionales de la comunicación y su constante comparación con la evaluación inicial y las otras que sean realizadas a lo largo del tratamien- to. Dichas evaluaciones, conocidas como trans-terapéuticas, no deben ser necesariamente de la misma profundidad que la evaluación inicial, pero sí lo suficientemente precisas como para demostrar los avances (o no) de la persona. Por su parte, la documentación tiene por propósito organizar la información para facilitar su acceso y comparación duran- te el tratamiento. Además, permite al clínico cumplir con los compromisos éticos-legales que asume al momento de iniciar una intervención en una persona. K. Determinar el momento del alta En concordancia con lo planteado en este capítulo, el alta no está determinada por el cumplimiento de los objetivos planteados para los componentes de estructuras y funcio- nes corporales de la CIF (OMS, 2001), sino que se establece de acuerdo al nivel de funcionalidad alcanzado por la perso- na en aspectos de actividad y participación, como también las mejoras en su CV. Para ello, resulta esencial determinar las necesidades funcionales de la persona, como también sus ex- pectativas, las que deben ser moduladas junto al clínico, para posteriormente utilizar estas como parámetro para medir los logros del tratamiento y el momento del alta. El grado de funcionalidad siempre ha de ser medido en dife- rentes contextos y ambientes, debiendo ser determinada con- siderando prinicipalmente la perspectiva de la persona con afasia y sus personas significativas. Este posicionamiento de los componentes de actividad y participación de la CIF, por so- bre los de estructura y función, permite entender situaciones en las cuales: (1) la persona manifiesta la necesidad de su alta, dado que cumple con un nivel de funcionalidad suficiente a pesar de contar aún con marcadas dificultades a nivel de es- tructura y función, o (2) la persona refiere que no desea aún el alta dado que a pesar de que a nivel de estructura y función sus deficiencias son leves, su afectación en actividad y partici- pación es importante considerando lo desafiante que son al- gunos contextos en los cuales se comunica laboralmente. Am- bos ejemplos dan cuenta de lo preponderante que resulta ser la evaluación de la comunicación funcional para determinar el alta o no, lo que refuerza ideas planteadas previamente como la necesidad de establecer el nivel basal y los subsiguientes avances durante el tratamiento. Procedimientos de evaluación Como se desprende de lo revisado en los apartados anteriores, los procedimientos formales (instrumentos) de evaluación no son suficientes por sí solos para responder a la amplia varie- dad de propósitos de los cuales debe dar cuenta el proceso de evaluación. Por ello es necesario contemplar el uso integrado de formatos de evaluación formales e informales, los cuales permitan obtener información tanto cuantitativa como cuali- tativa, siendo ambas igualmente importantes para el diagnós- tico, tratamiento, seguimiento y alta de la PcA. Procedimientos formales Durante la evaluación el uso de herramientas de apoyo que permitan estructurar el proceso es siempre recomendable; para ello el clínico tiene a su disposición tres grupos de instru- mentos: (1) tests estandarizados o con normas de referencia; (2) pruebas o procedimientos referidos a criterio y (3) herra- mientas de observación. Todas cuentan con ventajas y des- ventajas que deben ser consideradas al momento de escoger la mejor herramienta para un objetivo de evaluación deter- minado. A. Test estandarizados o con normas de referencia Estas herramientas permiten comparar el desempeño de una persona en una tarea o habilidad en particular con el desem- peño de otros con similares características demográficas; en el caso de los trastornos de tipo afásico se suelen considerar principalmente las variables de edad y escolaridad. Si bien a nivel internacional son muy frecuentemente utilizados para apoyar en la determinación de la elegibilidad de una persona para iniciar tratamiento fonoaudiológico, en Chile aún no se cuentan con instrumentos que hayan completado todos los procesos estadísticos y psicométricos que permitan estable- cer una norma de referencia. Una excepción a esto es la Prue- ba Exploratoria del Léxico en Afasias (Peña et al ., 2015), y la iniciativa correspondiente a las Baterías Lingüístico – Comuni- cativas en Afasia o BLICA (Tobar et al ., 2019) que se encuentra en etapa de finalización. B. Pruebas o procedimientos referidos a criterio Instrumentos como el Test de Minnesota para el Diagnóstico Diferencial de Afasia es un ejemplo de prueba referido a crite- rio, que si bien pueden estar estandarizados en su aplicación, no cuentan con normas que permitan comparar al sujeto eva- luado con la población. El objetivo de estos instrumentos es medir las habilidades de un sujeto en término de criterios de funcionalidad pre-establecidos, que pueden ir desde el domi- nio total de la habilidad hasta el uso de compensaciones. Una gran ventaja de este tipo de evaluación es que su administra- ción puede ser modificada para adecuarse a las necesidades individuales de la PcA, contemplando tareas realizadas de ma- nera descontextualizada hasta conductas comunicativas en situaciones naturales (Kennedy, 2007). Siempre se debe recordar que estos procedimientos no entre-
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