Manejo fonoaudiológico de la persona con afasia

CAPITULO 7 / CONSIDERACIONES GENERALES PARA LA EVALUACIÓN DE LAS AFASIAS 45 MANEJO FONOAUDIOLÓGICO DE LA PERSONA CON AFASIA sus cuidados en salud, no desean recibir servicios fonoaudio- lógicos. En ellas se ha de enfatizar la entrega de información -minimizando las interferencias comunicativas que pudiesen existir- permitiendo que tome una decisión completamente informada. En el caso de personas con una alteración en la toma de decisiones, esta debe ser realizada por el familiar o persona responsable, quien ha de resolver idealmente respe- tando las voluntades anticipadas que pudiese haber declara- do la persona. Este proceso ha de presentarse bajo acompaña- miento fonoaudiológico, lo cual tiene por finalidad favorecer el transitar por estas difíciles decisiones (Holland & Nelson, 2014). F. Establecer una línea de base lingüístico-comunicativa Cumplidos los pasos anteriores, y determinando que la perso- na tiene un problema de comunicación -en este caso de tipo afásico-, por lo que es candidata para tratamiento, es impor- tante establecer su nivel de funcionamiento en todas las áreas de la comunicación, incluyendo para ello datos tanto cuanti- tativos como cualitativos que serán utilizados como referen- cia al momento de medir los progresos obtenidos durante el tratamiento (Kennedy, 2007). Resulta importante describir lo que la PcA puede hacer, como también lo que no, transformándose la línea de base en un completo perfil de las fortalezas y debilidades del individuo (Kennedy, 2007) ya descritas en los pasos anteriores. Así mis- mo, se recomienda precisar los tipos de ayudas (internas y ex- ternas) que permiten mejorar u optimizar el desempeño de la PcA. Información que, en línea con lo ya expuesto y a nuestro juicio, debe representar no solo el rendimiento lingüístico ac- tual, sino que especialmente el nivel de funcionalidad comu- nicativa de la persona en un momento determinado, lo cual obliga a establecer diferentes líneas de base para cada uno de aquellos contextos y ambientes donde la PcA se desenvuelve o desea hacerlo a futuro. Descripción, que de acuerdo a Ken- nedy (2007), debe ser una línea de base no solo para la com- paración de diferentes desempeños a lo largo del tratamiento, sino que también ha de ser utilizada como base para la cons- trucción de la siguiente evaluación. G. Planteamiento de los objetivos de tratamiento Descrito el estado comunicativo y funcional de la PcA, resulta necesario establecer los objetivos de intervención, seleccio- nando y priorizando aquellos que generarán un mayor impac- to en la comunicación funcional del individuo, su interacción con sus personas significativas y el resto de la sociedad (Ken- nedy, 2007). Para esto, se recomienda que, como parte de la evaluación de la PcA, se incluya una valoración de la estimu- labilidad, con el fin de determinar cuáles conductas comuni- cativas resultan más fáciles de modificar o elicitar mediante el uso de diferentes estrategias de ayuda o instigación. Del mismo modo, es deseable incorporar diferentes técnicas de tratamiento o facilitación para determinar sus efectos en la persona (Kennedy, 2007). Para esto es imprescindible que el clínico incluya en su proce- so de evaluación no solo metodologías tradicionales, consi- derando además la incorporación de evaluaciones dinámicas. Este tipo de evaluación implica el uso de diferentes técnicas de tratamiento y facilitación como una forma de medir la res- puesta del individuo, permitiendo el utilizar las fortalezas de la PcA como una forma de minimizar los efectos de sus debili- dades (Kennedy, 2007). H. Determinar la calidad de vida El considerar el modelo biopsicosocial en el cual se soporta la CIF (OMS, 2001) implica, como se ha mencionado, aproximar- se a la situación de salud de la PcA desde todas las aristas que pueden afectar (o verse afectadas), y que pueden facilitar o interferir su recuperación. En este contexto, la Calidad de Vida (CV) corresponde a un aspecto central sobre el cual el clínico debe tener la información necesaria para entregar un adecua- do tratamiento. En lo específico, las mediciones de CV están diseñadas para evaluar sentimientos, experiencias, actitudes y creencias que pueden influir -positiva o negativamente- en la capacidad de una persona para participar en diferentes ins- tancias de la vida, incidiendo en su bienestar general (Gloz- man, 2004; Murray & Coppens, 2013). Es importante mencionar que, en PcA, la valoración de la CV debe siempre tener en cuenta las interferencias que genera el trastorno del lenguaje, impidiendo incluso, en algunos casos severos, la obtención de la información. En estos, una persona significativa puede entregar información relevante respecto a la CV de la PcA, sin embargo, el clínico siempre ha de tomar dichos datos con cautela, toda vez que pueden existir diferen- cias importantes en el nivel de afectación declarado entre las dos personas. Respecto de instrumentos formales, es necesario destacar que son escasos aquellos que buscan determinar los efectos de un trastorno de la comunicación en la CV, enfocándose la mayo- ría en aspectos físicos o cognitivos. Pese a esto, en nuestro país se cuenta con la versión adaptada del Stroke and Aphasia Quality of Life Scale-39 (Hilari et al ., 2003), instrumento que es recomendable insertar en todo proceso de evaluación de una PcA. I. Determinar la perspectiva de las/os cuidadores y com- pañera/os de comunicación Considerar la perspectiva de la familia, cuidadores y los com- pañeros de comunicación en lo cotidiano es esencial, particu- larmente cuando se desea determinar el impacto que tiene el trastorno del lenguaje en la participación de la PcA, conside- rando especialmente que son estos individuos quienes están más familiarizados con el estilo y habilidades comunicativas previas de la PcA (Murray & Coppens, 2013). También es objetivo de este propósito el establecer las habili- dades que poseen cuidadores, familiares y compañera/os de comunicación como facilitadores de la interacción comunica- tiva y participación social de la persona con afasia. Para ello resulta esencial determinar: (1) sus habilidades comunicativas y capacidades para sobrellevar los quiebres que puedan ocu- rrir durante la interacción, y (2) su nivel de bienestar general. Ambas son condiciones que pueden favorecer o interferir la comunicación funcional y el propio bienestar de la PcA. Finalmente, resulta relevante considerar establecer la presen- cia (o no) de estrés o sobrecarga del/a cuidador/a, las cuales

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