Manejo fonoaudiológico de la persona con afasia
CAPITULO 7 / CONSIDERACIONES GENERALES PARA LA EVALUACIÓN DE LAS AFASIAS 44 MANEJO FONOAUDIOLÓGICO DE LA PERSONA CON AFASIA les, etc.) y también con la persona y su familia. Para el establecimiento del diagnóstico es esencial contar con un conocimiento acabado de las distintas características clínicas de las condiciones que pudiese presentar la persona, con el fin de precisar este, descartando y/o confirmando entre las diversas opciones que pudiesen explicar su situación de salud (diagnóstico diferencial). Proceso que debe considerar además todas las variables educacionales, sociales, culturales y lingüísticas que establecen el marco de referencia de cada persona (Kennedy, 2007), permitiendo determinar si un des- empeño comunicativo en particular está alterado o no, a con- secuencia de una injuria cerebral. Finalmente, el diagnóstico, junto al establecimiento del grado de severidad del trastorno afásico, permiten orientar la toma de decisiones terapéuticas respecto a: (1) jerarquización de objetivos, (2) metodologías a utilizar, (3) frecuencia y duración de las sesiones de tratamiento, (4) recursos necesarios para la terapia, (5) solicitud de interconsultas a otros profesionales y (6) uso de sistemas de comunicación aumentativos y/o alter- nativos. Lo anterior, siempre en base a una observación de la situación de salud de la persona desde los diferentes compo- nentes de la CIF (OMS, 2001). C. Determinar los mecanismos subyacentes a la conducta comunicativa afectada Corresponde a uno de los propósitos más complejos de alcan- zar durante el proceso de evaluación, pero probablemente el más importante (Murray & Coppens, 2013). Para esto el clínico debe buscar establecer con precisión el origen de la dificul- tad en la conducta comunicativa afectada, información que es muy difícil de alcanzar a través de instrumentos formales, siendo necesario el uso de procedimientos informales. Para ello el clínico debe interactuar activamente con la persona evaluada permitiendo, por ejemplo, determinar si la disminu- ción en la longitud de los enunciados es consecuencia de una alteración motora en el habla, dificultades sintácticas, un esti- lo comunicativo responsivo previo a la lesión cerebral (Murray & Coppens, 2013) u otras alteraciones como fallos en la nomi- nación, interferencias atencionales y/o mnésicas, etc. El identificar los mecanismos subyacentes a la conducta co- municativa alterada debe ser realizado bajo la aplicación de algún modelo teórico sobre el funcionamiento del lenguaje y comunicación, favoreciendo un análisis detallado de la condi- ción de la persona, cuestión que permite establecer y jerarqui- zar los contenidos a incluir en el tratamiento. Para esto, Murray & Coppens (2013), sugieren utilizar una secuencia lógica de análisis, la cual va desde lo general a lo específico, estrechan- do progresivamente los componentes del modelo a analizar dependiendo de los errores exhibidos por la PcA. D. Identificar las fortalezas/debilidades de la persona y su contexto Si bien es necesario determinar el rendimiento lingüístio y co- municativo de una persona para establecer los lineamientos generales del tratamiento, dicha información no es suficiente por si sola para generar un plan de tratamiento orientado a mejorar la calidad de vida de una PcA, siendo necesario com- plementarla con datos que permitan determinar el perfil de fortalezas y debilidades lingüísticas, comunicativas y sociales de la persona. Las fortalezas corresponden a aquellas condiciones que pu- diesen favorecer el desempeño funcional de la persona como su rendimiento durante las sesiones de tratamiento fonoau- diológico, a pesar de las secuelas lingüístico-comunicativas presentes en ese momento. Entre las fortalezas se incluyen: (1) habilidades lingüísticas que se encuentran más conservadas y facilitan/compensan aquellas con mayor grado de afectación, (2) modalidades del lenguaje que permiten un expresión y/o comprensión más eficaz y eficiente, (3) habilidades cognitivas que facilitan la compensación/sustitución de capacidades a nivel funcional, (4) redes de apoyo que permiten el estable- cimiento de compañeros de comunicación y co-terapeutas colaboradores y entrenados, (5) contexto y recursos, tanto físi- cos como sociales, que faciliten la funcionalidad de la persona (6) características de la personalidad que favorezcan el trata- miento y (7) un adecuado afrontamiento a la condición de sa- lud y su rehabilitación que faciliten su adaptación psicosocial. Por el contrario, las debilidades corresponden a todos aque- llos factores que se circunscriben en las mismas áreas ya men- cionadas, pero que pueden dificultar el progreso del individuo hacia una mejora funcional. En el caso de estar presentes, el terapeuta debe buscar la forma de minimizarlas, maximizan- do las fortalezas y estableciendo soportes en las redes de la persona y el equipo de salud. E. Determinar la elegibilidad para la entrega de servicios fonoaudiológicos “No todas las personas son candidatas a recibir tratamiento para su afasia”. Si bien esta última frase puede ser controver- sial, resulta del todo cierta, favorablemente en la minoría de los casos. Son diversos los factores que deben ser conside- rados al momento de iniciar un proceso de tratamiento del trastorno afásico que, si son obviados, pueden derivar en un fracaso terapéutico, generando un desgaste emocional para la persona y un gasto innecesario de tiempo y recursos para ella y su familia. Entre los factores a considerar se contemplan: (1) diagnóstico, (2) pronóstico, (3) severidad del cuadro, (4) ha- bilidades cognitivas, (5) desempeño conductual, (5) redes de apoyo, (6) posibilidad de trasladarse al lugar de tratamiento, (7) recursos económicos, (8) expectativas sobre al tratamien- to, entre otros. Lo mencionado debe ser valorado e integra- do, con el fin de determinar si la persona recibiría beneficios de un tratamiento para la afasia, bajo una perspectiva ética en la cual, el posible desgaste o desmedro físico, psicológico, emocional y/o social, siempre ha de ser menor a los benefi- cios obtenidos a través de la intervención fonoaudiológica. Es importante mencionar que, muchas veces, aquellas personas que no son candidatas inicialmente a un tratamiento para la afasia dada sus interferencias cognitivo-conductuales, si son sujetos que se benefician de otros tipos de tratamiento -como el cognitivo- tras el cual pasan a ser candidatos a terapia del lenguaje. Mención aparte merecen aquellas personas que contando con las capacidades para tomar decisiones autónomas sobre
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