Manejo fonoaudiológico de la persona con afasia

CAPITULO 7 / CONSIDERACIONES GENERALES PARA LA EVALUACIÓN DE LAS AFASIAS 43 MANEJO FONOAUDIOLÓGICO DE LA PERSONA CON AFASIA les como -ambiente físico, social y actitudinal en que vive la persona-, como factores personales tales como -carac- terísticas particulares de la vida del individuo y su estilo de vida; como su sexo, raza, edad, profesión y educación, entre otros-. Considerando lo expuesto, enfatizamos que independiente- mente del enfoque a utilizar en la evaluación de una persona con afasia, es importante considerar no sólo aquellos aspectos de tipo lingüístico, sino que además todos aquellos aspectos cognitivos, pragmáticos, sociales, entre otros, que permitan conocer -desde diferentes perspectivas- cómo la condición de salud de la persona se manifiesta en su calidad de vida, interacciones comunicativas, entorno social, etc. Por ello, la evaluación de esta población no solo debe considerar la apli- cación de tests o protocolos centrados en la afasia, sino que además debe incluir información cualitativa de familiares/cui- dadores, compañeros de comunicación, otros profesionales y especialmente de la PcA. Lo anterior permitirá conocer las limitaciones en actividad y restricciones en la participación de la persona evaluada, las cuales no solo deben ser inferidas por el clínico a partir de las deficiencias estructurales o corporales. Práctica basada en la evidencia (PBE) La toma en consideración de los principios de la PBE resulta en la actualidad una condición necesaria para la adecuada planificación de la evaluación permitiendo, en el caso de las PcA, guiar la selección y administración de los procedimien- tos (Murray & Coppens, 2013). La PBE es definida como el uso consciente, explícito y juicioso de la mejor evidencia existente a la fecha, en la toma de decisiones sobre el cuidado de cada una de las PcA, mediante la integración entre la mejor eviden- cia empírica disponible, la experticia clínica individual del tra- tante y la informada valoración que realice la PcA (Dollaghan, 2007; Sackett et al ., 2001). Tomando como base lo planteado por Murray & Coppens (2013), la PBE se posiciona en el proceso de evaluación de las PcA como una manera de orientar a los clínicos a no solo estar informados respecto a la disponibilidad y avances en los procedimientos o instrumentos que permiten cualificar o cuantificar las secuelas de la afasia -evidencia empírica-, sino que corresponde principalmente a un llamado a realizar una evaluación crítica de estos con el fin de determinar su aplica- bilidad y validez -mediante el uso de su experticia y conside- rando la valoración de cada persona- para su adecuada aplica- ción en un momento determinado. Características generales de la evaluación de la persona con afasia Es frecuente que entre los clínicos se considere la evaluación como la etapa de la intervención en la cual se aplican instru- mentos (tests o protocolos), sin embargo, esta no es más que una de todas las acciones que son parte de la evaluación. De hecho, la evaluación corresponde a un proceso en el cual se ha de recolectar y, por sobre todo, interpretar toda aquella in- formación que sea relevante a la situación de salud de la per- sona. Para esto se ha de implementar una serie de actividades tipo resolución de problemas, cuyo resultado permita asistir al clínico en la toma de decisiones fundadas que resulten en un manejo y tratamiento efectivo y acorde a las características y necesidades de cada persona y su contexto. Sumado a lo anterior, es importante recordar que este proceso se ha de desarrollar siempre bajo los lineamientos de la PBE, su inclusión permite: maximizar lo informativo y costo-efecti- vo que pueden llegar a ser los procedimientos de evaluación, realizar interpretaciones válidas de los resultados, y crear re- comendaciones significativas para el tratamiento (Kennedy, 2007). Propósitos de la evaluación La evaluación es realizada con diferentes propósitos que dan cuenta de las diversas necesidades que emergen durante el proceso de intervención de una persona. Algunos autores (Murray & Coppens, 2013; Patterson & Chapey, 2008) han plan- teado diferentes tipos de propósitos, los cuales hemos utiliza- do como base para la generación de un nuevo listado. Para esto hemos adaptado algunos de ellos, mientras otros nuevos son propuestos y descritos dada su relevancia para la atención de PcA en el contexto nacional. A. Determinar la presencia/ausencia de un trastorno de la comunicación El screening (traducido como tamizaje, pesquisa, cribado o evaluación de barrido) contempla la recolección de informa- ción suficiente para determinar si una persona presenta (o no) un problema de comunicación que requiere de una eva- luación con mayor profundidad. Generalmente se asocia este proceso al uso de un instrumento de corte (el rendimiento al- canza el puntaje mínimo o no) como el Mini-Mental (Folstein et al ., 1975) para la pesquisa de demencia; tipo de instrumento que actualmente en Chile no existe -de forma validada- para cumplir con dicha función en la detección de afasia. Sin embargo, el screening puede -y debe contemplar más que la aplicación de uno o más instrumento(s), sino que debe incluir la realización de diferentes actividades que permitan determinar el rendimiento comunicativo funcional de una persona, incluyendo no solo una aproximación a las habili- dades lingüísticas, sino que a todos aquellos aspectos (cogni- ción, habla, voz, audición, motricidad orofacial y habilidades socio-comunicativas) que pudiesen afectar la funcionalidad y el bienestar comunicativo de la persona que solicita apoyo fonoaudiológico. Como ya se ha mencionado, en caso de pes- quisar algún tipo de alteración se han de aplicar los procedi- mientos que permitan determinar el tipo de trastorno de la comunicación en específico. B. Determinar la presencia de afasia, su diagnóstico dife- rencial y severidad Si bien la descripción clínica de una situación de salud resulta más relevante del punto de vista terapéutico que una etique- ta diagnóstica, su uso permite tener un nombre consensuado para el problema de comunicación que presenta la persona, facilitando el traspaso de información con el resto del equipo de salud, diferentes áreas (sanitarias, sociales, legales, judicia-

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