Sistematización Jornadas sobre Perspectivas de Género en la Educación Superior
21 1.3 ¿Qué es la interseccionalidad y cómo contribuye al análisis de género? Interseccionalidad es una herramienta para la justicia de género, pues permite el análisis, el trabajo de abogacía y la elaboración de políticas, que abordan múltiples discriminaciones y nos ayuda a entender la manera en que conjuntos diferentes de identidades influyen sobre el acceso que se pueda tener a derechos y oportunidades, contribuyendo al privilegio u opresión (Association for Women’s Rights in Development (AWID), 2004). Comienza con la premisa de que la gente vive identidades múltiples, formadas por varias capas, que se derivan de las relaciones sociales, la historia y la operación de las estructuras de poder. Las personas pertenecen a más de una comunidad a la vez, por lo que pueden experimentar opresiones y/o privilegios de manera simultánea (AWID, 2004). Aunque todas las mujeres y personas de las disidencias de alguna u otra manera sufren discriminación de género, existen otros factores como la raza, el color de piel, la edad, la etnicidad, el idioma, la ascendencia, la orientación sexual, la religión, la clase socioeconómica, la capacidad, la cultura, la localización geográfica y el estatus como migrante, indígena, refugiada, desplazada, niña o persona que vive con VIH/SIDA, en una zona de conflicto u ocupada por una potencia extranjera, que se combinan para determinar la posición social de una persona. El análisis interseccional tiene como objetivo revelar las variadas experiencias que resultan de la conjunción de diferentes tipos de identidad y exponer las discriminaciones o desventajas que se dan como consecuencia de la combinación de estas identidades, en los distintos contextos históricos, sociales y políticos. Por ejemplo, la forma en que el capitalismo, patriarcado, la desigualdad de clases y otros sistemas de discriminación van creando desigualdades que estructuran las posiciones relativas de las mujeres. Por ejemplo, una mujer afrodescendiente pobre no tiene el mismo trato ni beneficios que una mujer blanca pobre, o pueden observarse mujeres exitosas y reconocidas en el ámbito profesional, pero que sufren violencia intrafamiliar. 1.4 Educación en salud con perspectiva de género Considerando que es imposible separar la educación del contexto social e histórico en que se inserta, surge la necesidad de que la perspectiva de género, y específicamente la educación no sexista se haga presente tanto a nivel curricular como en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Si bien el desarrollo académico tiene la tendencia errónea de asociar el género solo con las mujeres y asumir que hacer estudios con perspectiva de género exige solamente la inclusión y distinción de la variable sexo, debemos recordar que el género es una categoría relacional, que impacta en las relaciones de poder. Por tanto, es necesario incorporar el análisis de esta variable en los procesos formativos, metodológicos y relacionales en el aula. Por ejemplo, cuidar el trato en clase no realizando chistes sexistas, evitar prejuicios y estereotipos sobre las formas de ser o pensar de hombres o mujeres. En la educación en salud, se puede observar el género en al menos tres dimensiones: ● Androcentrismo : Considerado usualmente como la aplicación de una perspectiva masculina o del hombre como una norma universal que tiene la posibilidad de
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