Sistematización de la experiencia "El Rincón de la Mujer Mapuche"
También podemos ver que para el pueblo mapuche la mujer es un pilar fundamental, desempeñándose muchas veces como la líder espiritual y/o política de su comunidad. Pero que, al mirar su vida en las ciudades, es quien también se ha llevado la peor parte: toda la violencia de la sociedad en su conjunto con la violencia institucional, una violencia racista que por momentos olvida ocultarse. Esto pone a las mujeres mapuche en mayor desventaja, en comparación con el hombre mapuche. En general, las mujeres tienen menos años de estudios formales, lo que se traduce en trabajos feminizados, desvalorizados y precarios. El trabajo doméstico ha sido el mayor campo de desempeño, donde también han sufrido muchísimos tratos humillantes y vejatorios, bajos sueldos, muchas veces casi en estado de esclavitud. Así, se manifiesta aquí el mayor choque cultural, donde se pueden evidenciar por lo menos tres aristas de discriminación intersectadas: por ser mujer, por ser mapuche y por ser pobre. Este proceso violento de asimilación cultural ha traído consecuencias directas en la salud mental de la población indígena en general, y de la mujer mapuche en particular, ya que un número importante de ellas viven con depresión producto del desarraigo, la violencia y la discriminación que han sufrido a lo largo de su vida. Esto ha generado una estrategia (presuntamente inconsciente) de mimetización con la cultura dominante, para así disminuir -en alguna medida- las opresiones que viven, no solamente desde el patriarcado institucional y generalizado -ese que sufren todas las mujeres que habitan este mundo-, sino que también, el patriarcado originario que ha generado una alianza con la violencia machista traída desde afuera. Frente a la negación de todos nuestros derechos, creemos que reafirmar y fortalecer la identidad cultural, trabajar la autoestima y reforzar los lazos
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