Sistematización de la experiencia "El Rincón de la Mujer Mapuche"
75 destinada al trabajo comunitario. De igual forma, Liliana Barría destaca que el pago mensual fue positivo, ya que “ellas ocuparon bastante tiempo, bastantes horas de su semana en este trabajo, y yo creo que era razonable. De hecho, solamente la movilización ya les llevaba bastante, porque venir de Bajos de Mena o de otros lados, tienen que tomar el metro, además un colectivo, de ida, de vuelta, todo eso ayuda para que ellas se puedan mover, porque si no estás pidiendo un sacrificio a esa familia”. En la misma línea, la asesora de la Fundación -que acompañó esta experiencia- lo considera un reconocimiento más que un pago, pensando que en este caso no jugó un rol importante, ya que no determinó la participación en el proyecto. Pero cree que sí resulta importante a la hora de financiar la movilidad de las promotoras, y como aporte a las acciones desarrolladas en la experiencia. Al respecto, Luisa opina que quienes participan en organizaciones lo hacen voluntariamente, pero considera que deben ser apoyadas, ya que “hay un compromiso también de la persona, de dejar -tal vez- cosas de lado por estar ahí, abocada directamente a lo que se está haciendo. Entonces, yo creo que está bien [el pago]. Me parece justo, y necesario también.” Marjorie confirma que el trabajo comunitario realizado con Luisa no está condicionado por la recepción de un pago: realizan esta labor porque les interesa e importa. Aun así, aclara, “ no quiero decir que esa plata no nos sirviera, porque claramente nos sirve, pero siento que al menos para nosotras, si bien es un aporte y un apoyo (que es necesario y qué bueno que esté), siento que no sé si es un factor determinante, porque nuestro compromiso personal es con esto. Estuviese esa plata o no, igual lo hubiéramos hecho. Pero quizás, si me hubiese salido un trabajo pagado, quizás no hubiese podido dedicarle el tiempo que le dediqué” .
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