Sistematización de la experiencia "El Rincón de la Mujer Mapuche"
101 una parte de nosotras, buscamos en nuestra historia de vida -personal y/o familiar- para potenciarla, re-significarla y generar un ambiente de compañerismo y hermandad, contribuyendo a que la trascendencia del proyecto vaya más allá de los objetivos planteados a corto y mediano plazo. La relación no es sólo como participantes, sino que también se ve al grupo como una red de apoyo, que estará ahí de ser necesario. Relaciones recíprocas vs relaciones asistencialistas. Uno de los primeros obstáculos a sortear fue motivar y convocar las voluntades más allá de los beneficios que el proyecto pudiese generar (materiales y/o inmateriales). Los proyectos gubernamentales tienen la característica de ser poco participativos y subsidiarios. Al asociar una ganancia por participación, monetaria o de implementos, han generado una cuasi dependencia: se plantean desde esa lógica para asegurar la permanencia de las personas en los proyectos. A su vez, esta mecánica ha causado una desvalorización de los conocimientos y habilidades de las personas. Habilidades y conocimientos con los que, eventualmente, podrían aportar. Por el contrario, nosotras nos inclinamos por realzarlos y potenciarlos, buscando que todas pudiesen compartir lo que sabían, sin tener que esperar que viniera un/una experta a explicarnos o enseñarnos, sino que nosotras podíamos “autoenseñarnos”. Interseccionalidad Para finalizar, fue de suma importancia poder evidenciar, conversar y aterrizar las estructuras de poder en las que estamos inmersas, mediante las vivencias de todas las que participamos del Rincón de la Mujer Mapuche. El poder colectivizar nuestras experiencias, las buenas y, sobre todo, las malas, nos fue mostrando como todas compartimos, de una forma u otra, una historia común.
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