Cien propuestas para el país que queremos: diálogos al alero de la Universidad de Chile

90 cien propuestas para el país que queremos Actualmente, nos preocupa que la recuperación económica pos- terior a la crisis sanitaria se enfoque en la misma línea del mo- delo económico imperante, lo que no se condice con la catástrofe ambiental que este mismo modelo ha gatillado. Estamos ante una oportunidad única de cambiar nuestro modelo de desarrollo hacia uno más integral, sustentado en valores distintos a los que nos ri- gen en la actualidad, más cercanos a nuestra vida como seres socia- les y comunitarios y que permitan estilos de vida en armonía con nuestro entorno y con todos los seres que habitamos este planeta. Lo que hemos querido mostrar a partir de los temas escogidos en nuestro análisis es la fragilidad de nuestro medioambiente y la vulnerabilidad de quienes habitan los distintos territorios afecta- dos por un entorno degradado. Se trata de remarcar el sentido de urgencia de las temáticas ambientales y el imperativo ético de la acción respectiva. De lo anterior se deriva la necesidad de contar con un nuevo contrato social con la naturaleza, uno que la conser- ve, que comprenda que su cuidado es la garantía para preservar la vida de las generaciones presentes sin hipotecar la vida de las gene- raciones futuras. Consideramos indispensable que la Constitución garantice los derechos de la naturaleza, los derechos de los pueblos y el derecho de todas y todos a vivir en un ambiente sano, asegure la protección de los ecosistemas y la diversidad sociocultural y bio- lógica, y comprenda la naturaleza como un sistema de seres vivos y no vivos que interactúan entre ellos. Esto requiere necesariamente de una concepción distinta de la economía, la que deberá quedar plasmada en una nueva constitución que promueva estilos de vida dignos, justos y sostenibles, considerando el factor indiscutible de que no es posible crecer infinita e indefinidamente en un planeta con límites, y sobre el cual ya estamos ejerciendo presiones que cada día son mayores y en cuya insistencia no podemos continuar. Dado que toda actividad humana genera un impacto sobre la biósfera, debemos limitarnos a producir una alteración lo más cercana posible a los límites naturales de recuperación de los eco-

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