Cien propuestas para el país que queremos: diálogos al alero de la Universidad de Chile
24 cien propuestas para el país que queremos y en la elaboración de proyectos de largo alcance que interpretaban y convocaban a los diversos sectores sociales, estuvo igualmente en la base de los problemas de funcionamiento de la esfera y el régimen político. Los partidos registraron una progresiva fragmen- tación, un debilitamiento de sus propuestas programáticas y una desvinculación con los movimientos sociales surgidos desde 2006, lo que les condujo a distanciarse de la sociedad y a exhibirse como espacios donde primaban lógicas de clientelismo o de poder indi- vidual por sobre proyectos colectivos. Las presunciones de un juego elitista fueron confirmadas por la falta de heterogeneidad social, política y cultural de quienes asu- mían los cargos de poder. Las reformas parciales al sistema polí- tico no lograron equilibrar la relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, con la consiguiente incidencia ciudadana. Ese des- equilibrio se ha visto acentuado por la ineficacia del Estado para enfrentar problemas sentidos como prioritarios: violaciones a los derechos de niños, niñas y adolescentes bajo cuidado del Estado, seguridad ciudadana y penetración del narcotráfico, pensiones y endeudamiento, inequidad hacia mujeres, falta de reconocimiento de pueblos indígenas, destrucción del medioambiente, abusos de proveedores de bienes y servicios esenciales y otros. Todos estos problemas aparecen como larga e inexplicablemente postergados. El hiperpresidencialismo que ha caracterizado al régimen polí- tico durante las últimas décadas ha sido objeto de fuertes críticas. La concentración del poder que le caracteriza no ha permitido re- solver los principales conflictos y demandas de la sociedad: el sis- tema está trabado y bloqueado. Esta concentración de facultades en el Poder Ejecutivo y la debilidad del Legislativo condicionan dos principios fuertemente vinculados y que hoy día resulta funda- mental equilibrar: la representación y la gobernabilidad. El sistema excluye iniciativas de voluntad popular y muestra incapacidad de administrar las crisis políticas, debilitando la representación y ca- pacidad del Congreso de añadir valor al proceso deliberativo. Con
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