Cien propuestas para el país que queremos: diálogos al alero de la Universidad de Chile

210 cien propuestas para el país que queremos demarcan un amplio consenso al interior de la mesa y tienen una influencia transversal sobre todas las medidas que se presentan. Las autoras y los autores creen, además, que independientemente de la acogida de sus propuestas, estos principios deberían orientar la discusión, el diseño y la implementación de cualquier iniciativa, pública o privada, que apunte a mejorar las condiciones laborales en Chile. La mesa plantea que un objetivo primordial es garantizar que una persona que trabaje, no sea pobre. El trabajo debe garantizar ingresos después de impuestos, seguridad social y otra clase de des- cuentos, que permitan a los trabajadores ubicarse por sobre la línea de la pobreza. Este principio es extensivo, además, para quienes han sido trabajadores activos y pasan a formar parte de la población en retiro al cumplir su edad de jubilación. Asimismo, y dado que no existen diferencias significativas en los ingresos de los deciles 1 al 7 de la población, es que las políticas públicas debieran diseñarse con lógica de garantías, apuntando a la universalidad, por sobre la lógi- ca de que se entreguen beneficios estatales a un segmento acotado de la población. En paralelo, es necesario avanzar decididamente en la disminu- ción de la brecha de género en las condiciones de trabajo remune- rado y no remunerado, aspecto que se ha agravado en medio de la actual crisis sanitaria, pero que no puede ser desconocido como un problema estructural e histórico en Chile. La tradicional división sexual del trabajo relega a las mujeres a las actividades productivas no remuneradas y sitúa a los hombres en el espacio remunerado prácticamente sin necesidad de conciliar la vida familiar y laboral. El trabajo doméstico y el cuidado de los hijos e hijas y de las per- sonas mayores —labores que permiten y facilitan el trabajo pro- ductivo y con ello el desarrollo del país— deben ser reconocidos, reducidos y redistribuidos. Por esta razón, se debe apuntar a corregir los aspectos no solo culturales que producen estas diferencias, sino también los aspec-

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