Cien propuestas para el país que queremos: diálogos al alero de la Universidad de Chile

207 trabajo y protección social desocupación no es el único elemento que debe analizarse. Es im- portante revisar cómo ha evolucionado la fuerza de trabajo poten- cialmente activa y que hoy no se encuentra buscando trabajo. De esta forma, al combinar la tasa de desocupación con la de inacti- vidad, se estima que el desempleo real en Chile es cercano al 30% (OIT, 2020b), situación que afecta especialmente a las mujeres, pues el 88% de quienes perdieron su empleo no se encuentra buscando trabajo activamente en la actualidad (según la Encuesta Nacional de Empleo, trimestre mayo-julio de 2020). Si bien la situación actual es transversalmente crítica, lo cierto es que ha afectado más a ciertos grupos de la población. Es el caso de las mujeres, quienes han sufrido una variación negativa superior a la de los hombres en más de seis puntos porcentuales, caída que es transversal a todos los sectores económicos y que ha afectado espe- cialmente a las mujeres que se encuentran en sus primeros años de vida laboral. A esto se suman las diferencias de base en materia de empleo que existen entre mujeres y hombres, dado que las prime- ras perciben salarios más bajos. La situación se ve agravada por las diferencias en cuanto al tra- bajo no remunerado: las mujeres no solo destinan más del doble del tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidado, sino que al estar cerradas las instituciones en las cuales se delega el cui- dado —salas cuna, jardines infantiles y colegios—, muchas han de- bido dejar sus trabajos remunerados por la necesidad de cuidar a sus hijos o a personas mayores. Otro grupo especialmente afectado es el de las y los trabajadores informales. En efecto, tras la crisis social de octubre no solo dis- minuyó la ocupación formal, sino que además aumentó el empleo informal, el que tras el mes de abril de 2020 ha sufrido una caída mayor que el empleo formal, independientemente de su situación de dependencia o independencia (OIT, 2020b). Se espera que la automatización produzca una precarización en el empleo de personas cuyas tareas sean automatizadas, lo que hará

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