Cien propuestas para el país que queremos: diálogos al alero de la Universidad de Chile

204 cien propuestas para el país que queremos y mujeres, solo el 55% de los primeros cotizan para su jubilación, mientras que en el caso de las segundas ese porcentaje disminu- ye al 45%. Este aspecto incide directamente en la densidad de las cotizaciones, aspecto que es fundamental para alcanzar niveles de pensiones de retiro programado lo más altos posible. La Superin- tendencia de Pensiones (2019) estima que la densidad de cotiza- ciones promedio en Chile es el 53%, y que mientras más temprana sea la edad en que las personas sufran estas lagunas previsionales, mayor será el efecto sobre el monto de su pensión. Las lagunas pre- visionales son especialmente críticas en el caso de las mujeres, que nunca cotizan porque dedican su vida al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, o que salen y entran del mercado laboral en función de los ciclos relacionados con la maternidad. Otro asunto que se ha puesto sobre la mesa son las bajas tasas de cotización en Chile. Mientras en nuestro país el ahorro obligatorio corresponde al 10% del salario bruto, otros países han decidido aumentar este porcentaje a valores entre 18% y 20% (Alemania, Suecia), en un esfuerzo colectivo realizado por los trabajadores y sus empleadores. Mirando hacia el futuro, es posible apreciar que el envejecimien- to de la población amenaza al actual sistema. Por una parte, la es- peranza de vida al nacer en Chile ha pasado de 65,7 años en 1980, a 77,5 en 2018, según datos del Banco Mundial, mientras que el Insti- tuto Nacional de Estadísticas precisa que, en el caso de las mujeres, alcanza los 82,1 años, mientras que para los hombres es de 77,3 años. Por otro lado, mientras en 1980 por cada persona que jubilaba exis- tían 10,26 trabajadores económicamente activos, al día de hoy esta proporción ha disminuido a 5,07. Al ritmo en que esta decrece, se espera que en el año 2050, la relación sea de un trabajador retirado por cada dos personas en edad de trabajar. En el caso de las muje- res, la mayor longevidad promedio las perjudica muchísimo, pues deben enfrentarla solas, sin ningún mecanismo de solidaridad o que comparta el riesgo de una mayor esperanza de vida.

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