Cien propuestas para el país que queremos: diálogos al alero de la Universidad de Chile
148 cien propuestas para el país que queremos las acciones culturales hayan estado influenciadas por las inicia- tivas de privados y no han respondido a una política que mire el campo cultural como un fenómeno de largo plazo, fundamental para el desarrollo de las personas y las comunidades. Las políticas de financiamiento obstaculizan el desarrollo de estrategias susten- tables y duraderas que impacten significativamente en la comuni- dad. Esta situación tiene también como consecuencia que la discu- sión sobre el financiamiento discurra en un ambiente de trincheras disciplinares enfrentadas por recursos insuficientes. Como se indicó, la Constitución de 1980 solo concibe y aborda la cultura desde aspectos relacionados con el derecho a la propiedad y únicamente consagra el derecho de autor. No hemos evaluado cuál es el aporte concreto que este campo puede entregar al desarrollo del país, ni hemos fisurado con fuerza esa preponderancia de la lógi- ca economicista para valorar las prácticas y producciones culturales. Por otro lado, la forma en que nos concebimos como comuni- dad nacional y la identidad que históricamente hemos elaborado de nuestro país ha estado fuertemente marcada por un relato de unidad que ha invisibilizado la diversidad y la riqueza cultural de nuestro territorio. La forma en que nos hemos representado cons- titucionalmente responde a una visión estrecha sobre quiénes son los que componen la ciudadanía. En el Chile de hoy la identifica- ción con un colectivo amplio es débil y las operaciones de exclusión que viven cotidianamente gran parte de las personas que habitan el territorio no encuentran amparo, ni justicia, ni protección en la Constitución vigente. Sintéticamente podemos afirmar que te- nemos una Constitución ilegítima, que adicionalmente excluye y desconoce todo lo relativo a los derechos culturales y a los pueblos originarios. Nuestro país se encuentra en una situación de retraso respecto de la región latinoamericana en relación con el reconoci- miento de los pueblos originarios en la carta magna, y hemos avan- zado muy lentamente en el reconocimiento de derechos contem- plados en convenios internacionales ratificados por Chile, entre los
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