Cien propuestas para el país que queremos: diálogos al alero de la Universidad de Chile
122 cien propuestas para el país que queremos Las brechas observadas tienen un enorme impacto, pues afectan de manera significativa la calidad de vida de esas personas. Acceder al trabajo y a los servicios de educación, salud y otras actividades dentro de un plazo razonable implica que podemos distribuir ade- cuadamente nuestro propio tiempo. Por otro lado, si tenemos que destinar parte significativa de él a los traslados, se ve restringido y acotado, cayendo en una condición de «pobreza de tiempo», donde no es posible dedicar el espacio necesario al descanso y actividades familiares o de recreación. Además, estudios muestran que hay dife- rencias por género y por grupos socioeconómicos, tanto en la asig- nación de tiempo a traslados como a otras actividades (Munizaga Muñoz, Jara Díaz, Olguín y Marshall Rivera, 2011; Amaya, Cruzat y Munizaga Muñoz , 2018), acrecentando las brechas en la población. Asimismo, desde un paradigma normativo y presupuestario nuestras ciudades y sus espacios públicos han privilegiado la mo- vilidad privada en automóvil, que limita activamente otras formas, como la caminata y el transporte público. Este paradigma no está definido en una política, pero lo vemos priorizado en distintas ini- ciativas, como en las autopistas urbanas. Si bien en la política de transporte de los distintos gobiernos se declara privilegiar el trans- porte público, en los hechos se favorece más a la infraestructura orientada al automóvil particular que en aquella orientada al trans- porte público. Un factor que contribuye a este resultado es una débil e inade- cuada institucionalidad para abordar los temas de movilidad en la ciudad. Los temas relacionados con la movilidad urbana son abor- dados por distintas instituciones, que tienen atribuciones sobre di- ferentes aspectos de forma aislada, sin una adecuada coordinación (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, Ministerio de Obras Públicas, municipios). En el caso de las áreas metropolitanas formadas por varias comu- nas, la situación es más grave aún, pues cada una de ellas tiene una
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