Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]

80 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 noción cómo las personas y los grupos definen, sitúan, perciben y nombran los múltiples acontecimientos de la realidad (Goffman, 2006). Esta herramienta conceptual es adaptada por William Gamson, uno de los principales teóricos de esta perspectiva, para definir a los movimientos sociales como un conjunto de creencias, valores y significados definidos por los propios activistas, orientados a la acción, que justifican y legitiman las actividades de una organización (Delga- do, 2005; Chihu Amparán, 2012). Así, para explicar el proceso de movilización que conduce a lxs jóvenes de barrios populares a una acción colectiva, esta perspectiva considera que aquello abarca tres dimensiones. Estos son los marcos de injusticia, la identidad colectiva y la capacidad de agencia (Delgado, 2005). Los marcos de injusticia, subrayan que los problemas sociales no constituyen en sí mismos hechos objetivos (Delgado, 2005). Vale decir, muchas situaciones que podrían definirse como socialmente problemáticas, nunca llegan a ser perci- bidas de esta manera por las personas que las sufren. Por ende, los movimientos sociales tendrían una capacidad reflexiva para proponer criterios morales que permiten juzgar y valorar situaciones de dominación por los sistemas de poder, como hechos injustos (Delgado, 2011). Por tanto, resulta necesario que lxs actores sociales, para este caso jóvenes de barrios populares, se sientan agraviados por esos hechos injustos, pero más im- portante aún, que crean que la acción colectiva contribuye a solucionarlos (Del- gado, 2005). Esto es lo que se define como marcos de injusticia, porque promue- ve la movilización y organización, en defensa de lo que consideran un derecho. La identidad colectiva destaca la capacidad de los miembros de las organiza- ciones para crear espacios de significación sobre los cuales se construye un sen- timiento de solidaridad colectiva, un nosotrxs , que define lo que se es y lo que no es propio de un grupo, en especial, para diferenciarse de los adversarios, ellxs (Delgado, 2005). En efecto, este proceso de construcción consiste en una auto- definición colectiva, que no solo cumple la tarea de constituirse en la base míni- ma para la emergencia de una acción colectiva, sino que también ella misma se convierte en un objetivo en sí mismo del movimiento (Chihu Amparán, 2012). Desde esta mirada, debemos reconocer a los movimientos como agencias de significación colectiva que aportan conocimiento, porque establecen ciertos acuerdos narrativos que proporcionan significados que definen una identidad colectiva frente al presente, reconstruyendo trayectorias, tradiciones y experien- cias significativas. Esto posibilita explicar cómo los movimientos sociales auto- gestionan un trabajo de memoria porque movilizan un recuerdo para reconocer las experiencias pasadas, no como una anécdota, sino desde una potencialidad

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