Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]
32 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 5. De la diferencia a la igualdad generacional En la búsqueda de la necesaria deconstrucción de racionalidades y paradigmas que se han nutrido del adultocentrismo y que en ese mismo movimiento lo han fortalecido, he venido proponiendo una perspectiva generacional para la obser- vación de lo social y que contribuya con desafíos en el plano de las tácticas y es- trategias de relación social entre las diversas generaciones en articulación (Duar- te, 2005; 2018). Parto de dos nociones fundantes, una es que lo social, en sus diversos espa- cios y construcciones, puede ser leído como un contenedor de relaciones entre generaciones. Las múltiples instituciones sociales, las relaciones individuales y colectivas, entre otras esferas de lo social, pueden ser caracterizadas como ex- periencias generacionales de relación, como también pueden ser leídas desde la clase social, géneros, etnias, etcétera. La otra noción se refiere a que esta perspec- tiva generacional no ha sido suficientemente desarrollada en nuestra región y las actuales elaboraciones son incipientes y por lo mismo novedosas. Se requiere todavía de mayor despliegue conceptual en este ámbito. A partir de esta segunda noción, lo que puedo señalar sobre el desarrollo de lo generacional como perspectiva es que se aprecia, desde fines del siglo pasado, un uso como referente analítico para el campo de juventudes, debatiendo sobre los modos de construirse como jóvenes (Margulis y Urresti, 1996). Este plan- teamiento se puede ubicar dentro de las concepciones que asumen la juventud como una producción social (Duarte, 2005). En ese proceso, la generación se refiere a “una época en que cada individuo se socializa, y con ello a los cambios culturales acelerados que caracterizan nuestro tiempo” (Margulis y Urresti, 1996, p. 5), con lo que se marca un primer distanciamiento de las concepciones conser- vadoras sobre juventudes, mediante el relevamiento de los elementos político- culturales participantes en los procesos constitutivos de las identidades juveniles. Este elemento es central para estos autores que conciben el hecho generacional (Mannheim, 1993; Casal et al., 2006) sostenido en las circunstancias cultura- les que inciden en procesos diferenciados de socialización, lo que lleva a una incorporación diferente de códigos de lectura y valoración de las experiencias (Bourdieu, 1984). Estas diferencias implican “competencias en nuevos hábitos y destrezas, elementos que distancian a los recién llegados del mundo de las gene- raciones más antiguas” (Margulis y Urresti, 1996, p. 6). Por su parte, Ghiardo realiza un análisis que va desde los diversos significa-
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