Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]

318 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 generando tanto semejanzas como diferenciaciones con el resto de la población (Duarte, 2012). Para Bourdieu (2002), la clasificación por grupos de edad se enmarca en una cierta disputa de poder, y el concepto de juventudes se construye en dicha dispu- ta. De esta manera, las conceptualizaciones que existen sobre los jóvenes no son aleatorias, sino que cumplen una función determinada de reproducción de lógi- cas de poder para mantener un orden con roles establecidos para cada categoría de edad (Duarte, 2015). De esta manera, en nuestra sociedad se otorgan ciertos accesos, clausuras y tareas que cada clase de edad debe cumplir, fortalecida por los modos capitalistas de producción y organización social; que se reproducen en un plano cultural y simbólico (Duarte, 2012). Esto establece, a su vez, en nuestra sociedad, relacio- nes de poder verticales que, utilizando el número de años vividos como referen- cia, supedita a una clase de edad —los jóvenes— por sobre otra —los adultos. Esto configura, por tanto, el sistema de dominio adultocéntrico que rige nuestras sociedades. Con esto nos referimos a que hemos configurado un con- junto de modos de relación donde la adultez es definida como aquella que or- ganiza, controla, define y decide aquello que es aceptado y/o rechazado por la sociedad (Duarte, 2012). En términos simples, refiere a que la sociedad está cons- tituida y pensada desde la perspectiva del adulto, el cual ejerce una posición de dominio frente a aquellos denominados como jóvenes (Duarte, 2012). El adultocentrismo tiene una expresión clara en nuestros imaginarios socia- les, e inclusive en las prácticas y discursos dominantes que se desarrollan en nues- tra sociedad. De esta manera, una de las repercusiones que ha provocado este sistema de dominio es que ha invisibilizado a los jóvenes como actores sociales relevantes en la historia de nuestro país, aportando a tratarlos como grupo ho- mogéneo y negándoles su importancia en el presente. Esto no es nuevo, los jóve- nes han sido históricamente un grupo social discriminado y excluido (Goicovic, 2000). A este respecto, Duarte señala que es necesario indagar en las diversas manifestaciones de violencias sociales contra jóvenes, que amparadas en el discurso de la legalidad y el Estado de derecho se ejercen con la complacencia de la población, que en vez de cuestionar su uso más bien refuer- zan el castigo hacia las poblaciones jóvenes empobrecidas y de capas medias, en tanto se han puesto al margen o han provocado a la norma social. (Duarte, 2012: 110; Duarte, 1996).

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