Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]

316 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 señala que “la emergencia y consolidación de la presencia de jóvenes en nuestra sociedad chilena, estuvo acompañada de procesos de conceptualización y dispu- ta” (p. 24). Desde entonces hasta ahora, han existido diversos esfuerzos por definir a los jóvenes, las juventudes y lo juvenil en las ciencias sociales. Una primera defini- ción viene a estar dada por una clasificación por edad, donde una condición bio- lógica tiene aparejado cierto rol. Sin embargo, esta definición tiende a confundir lo demográfico (el rango etario) con un fenómeno sociocultural que son las ju- ventudes, ya que dicho rol, entendido como la condición social de juventud, no es ofrecida de igual manera para todos quienes caben dentro de la estadística o el rango etario de “joven”. Al respecto, Bourdieu (2002) señala: “Las clasificaciones por edad (y también por sexo o, claro, por clase) vienen a ser siempre una forma de imponer límites, de producir un orden en el cual cada quien debe mantenerse, donde cada quien debe ocupar su lugar” (p. 164). Una segunda definición sobre los jóvenes se refiere a estos como sujetos en moratoria social. Esto quiere decir que los jóvenes son aquella capa social que “goza de ciertos privilegios, de un periodo de permisividad entre la madurez so- cial y la madurez biológica” (Margullis y Urresti, 1998: 4). Refiere, por tanto, que, con la modernidad, se ha prolongado el periodo entre los cambios corpora- les y biológicos que sufren los sujetos a medida que crecen, hasta su integración en la vida social adulta, que implicaría trabajar y procrear, y, podríamos agregar, consumir (Margullis y Urresti, 1998). Respecto a esta segunda definición, cabe señalar que los permisos y privile- gios que se les otorgan a los jóvenes solo aplican para el sector medio y acomo- dado de la sociedad, mientras los sectores populares ingresan directamente al sistema productivo. De hecho, aun cuando muchos jóvenes y adultos de clases populares gozan de tiempo libre, este no puede ser confundido con el tiempo al que refiere la moratoria social, ya que se trata de tiempo disponible por falta de trabajo, y no constituye un tiempo legítimo para el goce, sino que es tiempo de culpa y de desdicha que puede empujarlos inclusive a la marginalidad y delin- cuencia (Margullis y Urresti, 1998). Una tercera definición que también se encuentra bien difundida al hablar de juventudes es aquella que hace referencia a la mercantilización de la estéti- ca juvenil como algo valorado y prestigioso en nuestra sociedad. Margullis y Urresti (1998) señalan que los sujetos buscan incorporar a la apariencia cier- tos signos que caracterizan a la juventud popularizada por los medios. Así, “lo juvenil se puede adquirir, da lugar a actividades de reciclaje del cuerpo y de imitación cultural, se ofrece como servicio de mercado” (Margullis y Urresti,

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