Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]

28 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 reflexividad que acompañe dicha intervención proveerá de los elementos de ra- cionalidad que permitan deconstruir la dominancia occidental que hemos revi- sado. De esa manera, se podrá resistir a la trastrocación también del respeto, por ejemplo, cuando desde discursos adultocéntricos se plantea dicho respeto como la obediencia que niños, niñas y jóvenes deben tener hacia personas mayores, como sinónimo de buena convivencia; esto más bien lo analizo como incitación a la subordinación y obligación al sometimiento sostenido en el miedo que se aprende en dichas relaciones asimétricas ¿Qué clave podemos utilizar para intentar esa deconstrucción? Proponemos como punto de partida analítico-político considerar la singularidad humana : somos seres únicos e irrepetibles. Esta singularidad decanta en la construcción de identidades dinámicas e infinitas y establece diferencias de diverso tipo entre quienes cohabitamos en sociedad y cultura. Aquí se puede instalar una fractura y, al mismo tiempo, un punto de in- flexión con las racionalidades occidentales que hemos analizado, por cuanto esta diferencia que emerge desde las singularidades propias de lo humano no implica necesariamente desigualdad: la diferencia como desigualdad puede ser abordada desde otra racionalidad, la de atreverse a ser distintos, pero no desiguales. No construir desde las diferencias relaciones asimétricas que refuerzan privilegios y dominio. Un primer componente de este punto de inflexión está en atreverse a conocer esa diferencia , a ir más allá de las preimágenes que producen prejuicios, y pro- fundizar en lógicas de conocimiento del otro u otra, para desde ahí desplegar acciones de aceptación de su singularidad. Conocimiento y aceptación son las acciones-dimensiones que constituyen al respeto por la diferencia , significando esas condiciones de diferencia como diversidad social . La valoración de las di- ferencias, como productos de la singularidad de las personas, es la que permite, cuando se funda en el respeto como acción política, construir diversidad y con ello pluralidad: ser diversos y tener equivalencia en el valor social. Diversidad en esta reflexión la asumimos —desde su etimología— como ir en dirección opues- ta, y como abundancia y variedad, vale decir, lo diferente, incluso lo que va en di- recciones opuestas, puede producir pluralidad. Se nutre de la diferencia para dar espacio a todas las posibles expresiones y, en el mismo proceso, produce aportes para todas y todos quienes portan dichas diferencias. Esta diversidad permite y potencia el reconocimiento de aquellas diferen- cias que son constitutivas de lo humano, no aquellas que son producciones de

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