Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]
290 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 Tercero, los liceos, al estar ligados y formar parte del aparato estatal, legitiman los imperativos económicos e ideológicos que subyacen al poder político del Estado. Sin embargo, desde esta perspectiva existe una tendencia a subvalorar el agenciamiento humano, es decir, queda reducida la capacidad que posee el suje- to para ejercer acciones transformativas. De cierto modo, el sujeto se encontraría en una atadura, pues estaría determinado por las condicionantes estructurales de su contexto. Frente a este escenario, comprendo la educación desde una perspec- tiva foucoulteana, pues permite integrar una lectura crítica en torno al aparato educativo y, a su vez, posibilita incorporar la capacidad de resistencia en las rela- ciones de poder que operan entre sujetos. En ese sentido, Veiga-Neto (2014) señala que la educación articula el poder disciplinario con la biopolítica, es decir, la educación opera en dos planos. En pri- mera instancia, el poder disciplinario se ejerce sobre los individuos en una “ana- tomía política del detalle” (Foucault, 1990: 128) y, junto con ello, la biopolítica es ejercida mediante políticas de seguridad y normalización a las poblaciones, por tanto, el liceo moderno se constituye como una institución extremadamente productiva, pues “en la medida en que esta institución se va tornando universal y obligatoria, disemina y refuerza aquella articulación” (Veiga-Neto, 2014: 17). De esta manera, profundizo en el liceo como dispositivo disciplinario, en- tendiendo que ello alude a métodos que “permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, garantizan la sujeción constante de sus fuerzas, y les imponen una relación de docilidad-utilidad” (Foucault, 1990: 126). Es decir, el liceo intenciona un sometimiento a los jóvenes en tanto estudiantes, para gene- rar sujetos dóciles adaptados a la normalidad social, y que a su vez sean útiles y funcionales a la productividad económica. Ahora bien, si se profundiza la mirada, es posible hacer un vínculo entre el poder disciplinario y el adultocentrismo, pues la estructura jerárquica del liceo contribuye a que la disciplina proceda principalmente desde mundos adultos ha- cia sujetos juveniles. Es decir, los mundos adultos, desde sus diversas funciones y privilegios, son los encargados de definir límites y enderezar conductas para formar jóvenes que puedan adaptarse a la funcionalidad del sistema, lo que no solo condiciona su participación en el espacio educativo, sino que también va generando dinámicas intergeneracionales que se construyen a partir de la in- fluencia del poder disciplinario y de lógicas adultocéntricas que se refuerzan y complementan. No obstante, este proceso no puede ser comprendido bajo una lógica uni- direccional, ya que “no hay una relación de poder sin resistencia, sin escapatoria o huida, sin un eventual regreso. Toda relación de poder implica, pues, por lo
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