Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]

¿Liceo disciplinario?: condicionantes para la participación juvenil estudiantil. – 289 sociocultural que se constituye sobre un conjunto de imaginarios que impone la noción de adultez como punto de referencia para las otras generaciones, desde ahí se va definiendo el deber ser y lo que ha de hacerse para ser considerado en la sociedad. En segundo lugar, la dimensión material va a definir y delimitar los accesos o aperturas a bienes, a partir de lo que a cada edad le correspondería según sus tareas de desarrollo y de la posición en la estructura social. Esto se traduce en aspectos económicos, políticos e institucionales, condicionando las capacidades y posibilidades de decisión de los sujetos juveniles. En tercer lugar, el adultocentrismo se presenta en su dimensión corporal-sexual, donde dicho sistema de dominio se ve reflejado en los modos de gestión de las corporalidades y sexualidades de aquellos sujetos que son considerados menores. Bajo este pris- ma, el mundo adulto va estableciendo de manera autoritaria, normatividades y valoraciones sobre lo que está permitido sentir y desear. La matriz adultocéntrica, si bien opera transversalmente en las relaciones sociales, para efectos de esta investigación la situé en el sistema educacional, pues en el liceo la verdad, la razón y lo correcto, son atribuciones asignadas a mundos adultos per se , independiente de los contextos o circunstancias donde se origi- nan (Duarte, 2002). Cabe explicitar que considero a estudiantes como mundo juvenil, y a docentes, directivos, paradocentes y apoderados, como mundos adul- tos. Dicha aclaración, si bien puede parecer una obviedad, es importante, ya que “los diversos actores se mueven muchas veces entre uno y otro mundo” (Duarte, 2002: 104). En lo que concierne a la educación, es posible identificar distintas corrientes epistémicas y ético-políticas que discuten sobre su abordaje y sus implicancias en la estructura social. Ante ello, Ortega (2007) distingue dos posturas opuestas con respecto al papel de la educación. La primera vertiente es una visión opti- mista, pues se concibe la educación como movilidad en la estructura social y modernización de la sociedad, influenciadas por el funcionalismo y utilitarismo económicos. Y la segunda perspectiva, relacionada principalmente por corrien- tes marxistas y anarquistas, donde se le otorga un sentido crítico, considerándola como una institución adaptativa y de control, que reproduce y legitima el orden social. Desde la corriente crítica, las teorías de la reproducción retratan la educa- ción como reproductiva a partir de tres ámbitos (Giroux, 2017). En primera instancia, los liceos proveen a las diferentes clases y grupos sociales el conoci- miento para la mantención de una fuerza de trabajo estratificada por clase, raza y sexo. Segundo, los liceos son reproductivos en el sentido cultural, legitimando las formas de conocimiento que constituyen la cultura dominante y sus intereses.

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