Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]
24 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 tenden dar respuesta a la existencia de esta condición diferenciadora en lo social. Las dos respuestas son abordadas a continuación. 2.1 Discriminación como diferenciación trastrocada El tipo de construcción de la diferencia en sociedad y sus implicancias en las relaciones sociales aparecen condicionados por su trastrocación en desigualdad, tanto en el plano de las ideas, del lenguaje y de estos modos de vinculación entre individuos. La condición de egoísmo que señalé antes se sostiene en un trato que construye al otro u otra como inferior, les reconoce su diferencia, pero hace de ella una condición de sumisión. El origen étnico; el género; la orientación sexual; la adscripción religiosa, política o cultural; la posición social o situación económica; la pertenencia generacional, entre otros factores de identidad, son producidos como disparadores de relaciones de conflicto que implican muchas veces el despliegue de acciones de exclusión. Es así como dicho reconocimiento, que podría ser potenciador de relaciones respetuosas y solidarias, se convierte en un conjunto de modos discriminatorios que sostienen la desigualdad cultural y política en nuestra sociedad. Si bien la noción de discriminación es parte de un interesante debate, por sus diversas acepciones, desde sus raíces etimológicas podemos ir más allá de la primera definición que la consideraba como sinónimo de distinción y separa- ción, para llegar a plantearla en términos menos neutros y más situados en la conflictividad social. Esto nos lleva a considerarla como unas prácticas que pro- ducen exclusión y privación que tienden a vulnerar el ejercicio de derechos y los intereses individuales y colectivos. La propia raíz etimológica, en su centro (dis-crimin-ar), nos indica que, en su materialización más extrema, esta discrimi- nación puede implicar muerte o exterminio de quienes la padecen. Esta actitud de distinguir, separar y maltratar en el mismo proceso, no es una condición natural de los seres humanos. Se trata de un aprendizaje social, producido en un contexto en que, como señalé, se estimula la desconfianza y el éxito individual. Es en los procesos de socialización en que se observan y se interiorizan estos modos de relación, que se desplazan entre las imágenes, los discursos y las prácticas. Este aprendizaje de la discriminación, como modo de relación social, se va nutriendo de los diversos espacios de socialización en la biografía individual y colectiva, siendo desde una mirada global uno de los modos de autodefinir y definir para otros(as) su posición en la estructura de decisiones como relación de poder dominante. Discriminar hace efectiva unas ciertas relaciones de dominio en las cuales, quien la ejerce, se asume como poderoso(a) y con la atribución para
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