Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]
218 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 en que cada uno de sus grupos es capaz de imponer sus reglas a otros. (Becker, 2009: 36-37) Las reglas que estos rótulos generan y sostienen en la vida escolar del liceo, no consideran la opinión de todos sus integrantes. Muy por el contrario, han sido elaboradas a partir de la exclusión de gran parte de la comunidad que la sostie- ne. Estas reglas son objeto de conflictos y desacuerdos que tensionan el proceso político de la sociedad en general y de las comunidades educativas en particular. Los cuerpos masculinos, construidos como heteronormados y poderosos en la experiencia educativa, muestran y anuncian los poderes que ha ido acumulando el patriarcado adultocéntrico en nuestra sociedad. Sus expresiones de sometimien- to, maltrato, homofobia, discriminación, violencia y desarrollo de una cultura de la muerte material y simbólica de la diferencia en el liceo hacen del proceso de cuestionamiento de estas condiciones, una urgencia ética que invita a la proble- matización del proyecto educativo que se ha ido construyendo socialmente. 3. Reflexiones finales La reflexión sobre las instancias de homosocialización masculina y su relación con los aprendizajes de ser varón en el liceo permite reconocer a la heteronorma y el ejercicio del poder, como dos aprendizajes que se forjan en los cuerpos de los varones a través del proceso de socialización escolar. El proceso de socialización escolar enseña un orden sexual patriarcal, a par- tir del intento de fijar posiciones en las relaciones sociales. En este intento en clave de dominación, lo masculino hegemónico se constituye en el repertorio de formación para las masculinidades. Se ofrece el acceso a una serie de privilegios sociales, a costa de constantes pruebas de hombría y mandatos de masculinidad. Quienes logran reproducir estas condiciones sociales visualizan la necesidad de los otros varones para este proceso de enseñanza aprendizaje, en tanto la colec- tividad masculina posibilita que los contenidos por aprender se desarrollen de manera cotidiana en las relaciones sociales. Los otros varones serán claves en el proceso de hacerse varón. Los mayores cumplen un rol educativo, en tanto co- munican desde sus propias experiencias los costos y beneficios de ser un varón de verdad en la sociedad. Uno de sus mensajes señala que, para ser un varón de verdad, es necesario tomar el poder del mundo adulto y hacerlo parte del poder masculino, reforzando la posición social de la masculinidad en la organización social.
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