Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]
Hacerse varón en liceos municipales – 213 el contrario, es una relación social que ofrece unas posiciones en el orden de gé- nero, lo que refuerza la noción que la experiencia aprendida como dominación, podría ser reaprendida en clave de liberación. Los cuerpos poderosos que los varones jóvenes del liceo van construyendo se nutren del conjunto de actitudes, comportamientos, valores y orientaciones que les permiten adaptarse a las estructuras y pautas de funcionamiento consi- deradas injustas y antidemocráticas de la sociedad capitalista. El currículo oculto enseña conformismo, obediencia e individualismo. Se aprende en la experiencia educativa oculta cómo ser varón, mujer, heterosexual u homosexual (Tadeu da Silva, 1999). También, una determinada identificación con una idea de adultez o lo adulto, además del cuerpo necesario para sostener este conjunto de saberes. Estos aprendizajes, al ser corporizados por los actores educativos en general y por los varones jóvenes en particular, evidencian la virtuosidad del sistema de domi- nación que lo sostiene, ya que asume formas invisibles, ocultas, entre líneas, de unos aprendizajes que parecieran no estar dentro de los propósitos formativos, sin embargo, la observación crítica muestra cómo las relaciones sociales, la orga- nización institucional y el establecimientos de normas, entre otros elementos, van construyendo una especie de caja de herramientas que alimenta la socializa- ción escolar y la homosocialización masculina. Curricularmente, el proceso de homosocialización patriarcal es subvalorado como aprendizaje educativo por el mundo adulto docente. No es visto como un conocimiento transversal que se cruza con los contenidos de cada asignatura: En clase de Matemáticas sale una estudiante a la pizarra a resolver un ejercicio, mientras la profesora en práctica le explica a otra estudiante una fórmula. Otra estudiante también sale a la pizarra y resuelve el ejercicio. En paralelo, un varón está hablando fuerte sobre “las tetas” de una mujer que le gusta. Al mismo ins- tante, otro varón grita por la ventana que da a la calle a una mujer “ estái muy rica”. Profesora titular les dice que tomen atención. (Observación cuaderno de campo, clase de Matemáticas, primero medio, septiembre, 2016) Esta escena condensa el éxito del saber y poder masculino hegemónico en las relaciones juveniles escolares, los otros varones juegan un papel importante en la prueba constante de la hombría, colaboran en la comunicación del mensaje patriarcal y despejan cualquier duda del fantasma homosexual. La norma hetero- sexual se encuentra en orden (Guasch, 2007). El proceso de homosocialización ha sido ratificado en los términos del sometimiento de los cuerpos que no cumplen con la norma social establecida o con quienes ponen en riesgo los privilegios mas-
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