Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]
206 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 Son los otros hombres, fundamentales los adultos, que encarnan el referente al que deben igualar e identificarse, quienes califican y juzgan su masculinidad; la opinión de los otros es definitoria, ellos aprueban los desempeños y logros que acreditan que es un varón; contra ellos compiten. La competencia de un hombre es contra otros hombres: compite por poseer mayor poder, prestigio, respeto, fuerza, inteligencia y, especialmente, por las mujeres. (Olavarría, 2017: 23) Lo planteado por Olavarría coincide con la idea que plantea que, dejar los aprendizajes de género a la sociedad de pluridominio en la cual nos socializa- mos, contribuye a fortalecer el orden social de dominación. En el caso de las relaciones entre jóvenes, es dejar el camino libre a la idea social de mayoridad sobre la cual se construye lo generacional. Duarte (2012) comprende el adulto- centrismo como una matriz que produce un conjunto de atribuciones para el mundo adulto, otorgándole la capacidad de ejercer control sobre las personas que define como menores y, al mismo tiempo, remite a un sistema social de dominación que impone una noción de lo adulto o de la adultez como punto de referencia para niños, niñas y jóvenes en función del deber ser de lo que se debe hacer para ser considerado en la sociedad. Este orden naturaliza lo adulto como lo potente, valioso y con capacidad de decisión y control sobre los demás. La advertencia de Duarte pone énfasis en la imposibilidad de neutralidad del proceso de homosocialización en términos generacionales. Misma alerta en tér- minos de género. Al no existir neutralidad en el proceso de homosocialización de las masculi- nidades juveniles, los aprendizajes y valores que se aprenden sobre hacerse varón adulto en el liceo se potencian a través del conjunto de prácticas que refuerzan mensajes sociales sobre estos asuntos: Al igual que en los recreos, hay un grupo de varones que lanza la pelota contra los grupos que están sentados en las graderías. Siendo las 09:07 am, la clase no comienza formalmente. Hay tres balones; fútbol, básquetbol y tenis. Todos es- tán en manos de varones. Son pocos, pero se encuentran al interior de la cancha. No hay ninguna mujer en estas actividades. Los juegos de pelota convocan cada vez a más varones a la cancha. Ordenan los arcos de fútbol reducido y golpean el balón. Los grupos de mujeres conversan entre ellas. En paralelo a esta clase, hay un taller de deporte, que funciona más o menos en los mismos términos. (Observación cuaderno de campo, clase de Educación Física, primero medio, agosto, 2016)
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