Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]
178 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 culinidad y las demostraciones de afecto entre varones permiten abrir las puertas para el flujo de nuevas emociones y experiencias que den cabida al espacio emo- cional y, en específico, al amor y cariño como parte de las relaciones entre varo- nes. Esto, en oposición al trato de hombre que fomenta siempre la demostración de la imagen de macho ante el otro, reprimiendo emociones, promoviendo la competencia y restringiendo la comunidad afectiva. De acuerdo con Riso (2007), la posibilidad de comunicarse y compartir experiencias afectivas con otros hombres aumenta el crecimiento personal y el autoconocimiento. El autoconocimiento es una herramienta importante para promover las transformaciones que los varones necesitamos realizar en miras de abandonar la masculinidad hegemónica, ya que esta se instala en lo más íntimo de nosotros, en los cuerpos, emociones, sentimientos y, en definitiva, en la forma en que percibimos el mundo (Rodríguez, 2013). Por eso, compartir experiencias de afecto con otros varones como factor que promueve el autoconocimiento so- bre nosotros mismos y nuestras actitudes es necesario para promover el abando- no de la masculinidad hegemónica. La potencialidad que el libre flujo de las emociones habitualmente reprimi- das tiene para desestructurar la masculinidad hasta ahora hegemónica es muy grande, ya que la identidad masculina tradicional se juega en gran parte en man- tener bajo control las emociones, en disociar el actuar del sentir (Sinay, 2011). Las emociones nos desbordan, son muchas veces impredecibles e incontrolables, en este sentido, un varón que se permite sentir y expresar sus emociones se adentra en un terreno desconocido y prohibido. Dejar que las emociones en los varones fluyan es permitir que toda una estructura de personalidad se ponga en tensión. La etimología de la palabra emoción proviene del latín emotio 5 , que significa movimiento. Las emociones generan un movimiento, nos mueven hacia algo. Cuando estas son reprimidas, no se genera dicho movimiento y los cuerpos se rigidizan, creando tensiones musculares que inhiben el flujo de dichas emocio- nes (Lowen, 2005). Como efecto de las prescripciones de género, regularmente los varones reprimimos y nos rigidizamos ante la tristeza, que lleva a movernos hacia el reconocimiento de nuestra fragilidad y vulnerabilidad, la compasión y la empatía, que nos traslada hacia la solidaridad con el/la otro/a, y regularmente reprimimos también el afecto, que lleva a movernos hacia el reconocimiento del otro como un objeto de amor. Siguiendo con la metáfora del movimiento, toda esta gama de emociones regularmente reprimidas nos mueve a lugares y estados psicológicos muy lejanos en relación con las nociones de poder, competencia y 5 Diccionario de la Real Academia Española, disponible en: http://dle.rae.es/?id=EjXP0mU
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