Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]

Masculinidad y emociones. – 177 Enmarcados en este contexto, los estudiantes de cuarto medio del Liceo de Aplicación tienden a asumir y reproducir el mandato de represión de los afectos en las relaciones de homosocialización. El acto de demostrar cariño a otro com- pañero genera muchas resistencias en los jóvenes porque hay una tendencia a vincular las demostraciones de afecto con la homosexualidad. Y esta última se concibe como incompatible con la masculinidad hegemó- nica. De este modo, se genera un entramado simbólico que se pone en práctica censurando las expresiones de afecto en las relaciones entre pares. Sigue siendo más importante no ser considerado como mujer o como homosexual antes que expresar los sentimientos a los otros. Así, el afecto entre varones queda despla- zado fuera del campo de lo normal, de lo permitido y lo esperable, y en el mejor de los casos, relegado al ámbito privado o expresado bajo formas comunicativas no explícitas que no comprometen la imagen de macho que ha de ser afirmada y reafirmada. Como mencioné en la introducción, según Connell (2003), la particulari- dad de la construcción de masculinidad en las juventudes es que se halla en la posibilidad de reproducir, negociar la masculinidad hegemónica o, por el con- trario, permiten pensar el surgimiento de nuevas posibilidades históricas. Es un momento social donde los jóvenes están asentando las bases de su identidad de género y, por lo tanto, las posibilidades están abiertas. Sin embargo, por lo ex- puesto, considero que la expresión de emociones sigue siendo un talón de Aqui- les de la masculinidad que los jóvenes están construyendo. Sobre todo, cuando de demostrar cariño a otro varón se trata. Los varones escolares de esta genera- ción están lejos de ser varones que expresen sus sentimientos con naturalidad y sin prejuicio. Ahora bien, en el Liceo de Aplicación se posiciona un discurso nuevo y emergente que tiende a producir representaciones opuestas en relación con el discurso hegemónico. La clave en esta postura es que no asocia las demostracio- nes de afecto entre varones con la homosexualidad, además, tampoco conciben la homosexualidad como un atributo de identidad negativo. Así, se desarma el engranaje simbólico/práctico entre masculinidad hegemónica, homofobia y re- presión de los afectos. Sin embargo, estas nuevas búsquedas de sentido se en- cuentran supeditados a voluntades individuales que en general son subvaloradas por el resto de los compañeros varones, por esto, será relevante elaborar políticas públicas que fomenten el abandono de la masculinidad hegemónica desde el principio del ciclo educativo. Será necesario pensar en una educación no sexista que se pregunte por el problema de la masculinidad y las emociones. De todas formas, estas nuevas significaciones sobre la relación entre la mas-

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