Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]

172 – juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan. volumen 2 los otros). Así los abrazos son especialmente medidos, siendo poco fraternos, no muy cariñosos, más bien rígidos y de corta duración. En esta empresa por demostrar afecto sin comprometer la imagen masculina los jóvenes significan como demostraciones de afecto los golpes de broma, los apretones de mano o choques de puño, todos códigos legítimos y compartidos por el grupo de pares. De esta manera se generan usos estratégicos del cuerpo que permiten enmarcar en la dinámica del trato de hombres las demostraciones de afecto. Al respecto Migliaccio (2011) señala un varón puede producir com- portamientos “femeninos” siempre y cuando predominen los comportamien- tos masculinos. En otras palabras, los varones expresan afecto a otros hombres (comportamientos considerados tradicionalmente como femenino) siempre y cuando tengan usos estratégicos del cuerpo (usos donde predominan los com- portamientos considerados masculinos). Esta adecuación se produce ya que como señaló Kaufman (1999), es imposible que los varones cumplan a cabalidad las expectativas de la masculinidad. Lo que quiero decir es que es difícil pensar una represión total de los afectos entre pares, es por eso que para comunicarlos en un contexto de vigilancia homosocial, los estudiantes recurren a las estrate- gias antes mencionadas. 2.3 Afecto, homosexualidad y homofobia en la identidad masculina Las razones y argumentos que enarbolaron los jóvenes para justificar el carác- ter excepcional, privado y disimulado de las demostraciones de afecto (en de- finitiva, la dificultad y desafío que representa esta acción) remiten en última instancia al temor de ser etiquetados y señalados como homosexuales por el resto de sus pares, ya que en general los jóvenes asocian directa o indirectamen- te las demostraciones de afecto a otros varones como actos homosexuales. En este sentido, demostrar afecto a otro varón compromete la orientación sexual de quien lo realiza y, en consecuencia, compromete su identidad de género, ya que la homosexualidad se considera incompatible con la masculinidad hege- mónica. Entonces no, yo por lo menos nunca le he dicho a otro hombre, oye te quiero. [¿Por qué?] Me verían como extraño o algo así. Pero para mí que un hombre me diga te quiero pensaría altiro, “este hueón es fleto” (…) (Beltrán) (…) no puedo decirte te quiero o cuídate, pero pienso así en ti [¿Y porque no podrías decir te quiero, por ejemplo?] Mmm (duda) lo he dicho, pero ya mmm

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