Juventudes en Chile: miradas de jóvenes que investigan [volumen 2]
Paternidades en tensión – 149 la constru con las manos todas partidas. (Wladimir, 24 años, chofer municipa- lidad) El hombre, si se queda en la casa y la mujer sale a trabajar, yo creo que el prestigio se va, no es lo adecuado, sería mal mirado, porque dicen que el hombre que se queda en la casa es un cafiche, yo creo que el hombre debe salir a trabajar siem- pre. (Fabián, 25 años, maestro pintor) Ser proveedor es un elemento transcendental en la construcción de la hom- bría. Es una prueba que deben superar para sentirse, verse y ser aceptados como hombre por otros varones. Socialmente deben encargarse de la mantención del hogar, o por lo menos es quien más debe aportar económicamente a su sustento. Hay familias que pueden trabajar los dos bien, pero hay otras, como en la mía, que prefiero trabajar yo y que mi pareja cuide a mis hijos, porque ella es muy… como se dice, es muy cuidadosa con los niños, prefiere tenerlos. Igual el mayor va al jardín, el menor todavía no quiere, ella prefiere cuidarlos ella a que estén con otra persona, no tiene mucha confianza, ella dice que nadie se los va a cuidar como ella, entonces por esa razón quien tiene que proveer a la familia soy yo. (Esteban, 25 años, chofer supermercado) Yo creo más que nada ser dueño de hogar… trabajar y mantener el hogar como hay que tenerlo siempre, no flaquear todas esas cosas… (David, 29 años, chofer interurbano) En el varón se deposita la responsabilidad social que l@s integrantes de su familia puedan sobrevivir en un medio en el cual es complejo subsistir. Sien- do difícil para ello cumplir con este propósito. La economía de corte neoliberal tiende a expulsarlos de las posibilidades de conseguirlo. Cuando no es así, su masculinidad entra en cuestionamiento (Duarte, 2013). Lo que podría explicar la resistencia que presenta a que sus parejas ingresen al mundo laboral, el aceptarlo significa no superar la prueba de masculinidad, in- cluso, y a pesar de las dificultades que puedan atravesar sus familias en la satisfac- ción de necesidades. Situación que se complejiza aún más si las parejas perciben mejores sueldos, afectando el prestigio de su masculinidad. Cuando la mujer gana más que el hombre, igual es un problema, te empieza a mi- rar como entre comillas no le serví . (Wladimir, 24 años, chofer municipalidad)
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