Encuentro Archivo, Documentación y Patrimonio Teatral
Encuentro Archivo,Documentación y Patrimonio Teatral 56 Al comienzo de ese sendero, de más de treinta y seis años, emprendido para constituir el actual Centro de Documentación debíamos pensar críticamente los pilares de nuestra futura tarea, por lo que debimos discutir las bases mismas de las categorías teatro y patrimonio , categorías dinámicas que no pueden comprenderse desde rincones conservadores, incapaces de dar cuenta de nuevos discursos estéticos. En esta línea de pensamiento asumimos a las artes escénicas, abandonando posiciones que establecen jerarquizaciones en la apreciación de los acontecimientos, sesgando en aras de una supuesta legitimación las expresiones surgidas en los límites, en los suburbios de lo establecido. Son generalmente estos espacios sin visibilidad de crítica los que promueven los cambios y la emergencia de hibridaciones que refrescan al campo teatral con manifestaciones originales y genuinas. El crecimiento de nuevas temáticas en los estudios teatrales es notable en los últimos años. No lugares nunca visitados por la lupa académica, problemáticas no transitadas y el apoyo teórico sobre ciencias auxiliares poco frecuentadas en el pasado, son hoy tópicos o recursos de uso cotidiano por los investigadores del área. En las tierras baldías de la escena, ricas en producción, surgen proyectos de pesquisa de envergadura y profundidad en el tratamiento. Los textos de fuentes, inapreciables, vuelven con su energía multiplicadora en otros textos. La sociología,lahistoria,lafilosofíay laantropologíaofrecensubagajedeexperiencias ymetodologías, enriqueciendo las visiones del especialista teatral. Un tópico que empieza a ser analizado es el teatro de sesgo ritual. Por supuesto que su tratamiento, en muchos casos, es resentido por modas abrazadas al márquetin que fomentan ópticas epidérmicas. En sociedades en la que los rituales se han paganizado, ocultando su función sacra purificadora, el rescate de una escena celebrante es complejo y genera tensiones de múltiple naturaleza. No se trata de codificar movimientos o gestos en métodos de actuación vacíos. El desafío es enmarcar diacrónica y sincrónicamente cada elemento recuperado, sopesando su fuerza en el universo mítico de la comunidad que lo genera. Así la energía vivificadora que posee lo auténtico (calificación que se refiere a su pertinencia en el hoy, alejados del anquilosado mensaje de monumento inerte) es posible de ser proyectada en trabajos de hibridación escénica. Una escena repensada, crítica a los modelos impuestos por ideologías que pretenden limitar su potencia como circulante de la violencia benéfica. De lo contrario repetiríamos esquemas complacientes con los mensajes dominantes, perpetradores de mediaciones entre los integrantes del entramado social, creadores de cuerpos dóciles. Para que un centro de documentación cumpla con su tarea debe abrirse a consideraciones no transitadas y establecer estrategias de continua revisión de los conocimientos adquiridos en el contacto con las y los hacedores que integran elementos rituales de la misma a su propuesta estéticas, y esto es imprescindible. Se evitará recrear otros lugares de “sabiduría” blindada, tan caducos y sin aplicación válida como los que se pretende desenmascarar. Y, especialmente, no se caerá en los mismos vicios que se dicen combatir; reemplazar las viejas verdades “incuestionables” por otras que no se intentará problematizar. El camino es claro: la profesionalización y formación constante de las y los trabajadores de los Centros de documentación, en su doble labor de preservación e investigación. Pero no se trata de aislarlo en especulaciones que pueden sonar brillantes pero
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