Traumatología de la rodilla
T raumatología de la rodilla A pesar de todas estas recomendaciones, la evidencia publicada y la experiencia adquirida por distintos grupos de trabajo, es importante recalcar que no existe aún, un consenso de tratamiento, para lesiones de EPL, por esta razón, se formó un grupo de estudio para tratar de determinar una guía para el enfrentamiento de estas lesiones 21 Si bien, ya hemos intentado resolver las controversias más frecuentes del tratamiento de estas lesiones, defniendo que: reconstruir es mejor que reparar sobre todo en lesiones de EPL, que la cirugía se debe realizar lo antes posible y si es dentro de las primeras 3 semanas, los resultados son mejores que en cirugías más tardías, que el uso de auto o aloinjertos, no ha demostrado diferencias signifcativas, que ojalá, según el nivel de experiencia, logremos hacer una cirugía en una etapa y que debemos ser cautelosos en la realización de nuestros túneles con los márgenes de seguridad para evitar la temida colisión de túneles, existe una controversia sin resolver en forma sólida, que es la secuencia de tensión de nuestros ligamentos reconstruidos. La literatura y los distintos grupos de estudio de las lesiones multiligamentarias, tienen sus propios protocolos, sin embargo, coincidimos y recomendamos, al igual que la mayoría de las recomendaciones de secuencia de fjación, que para restablecer la congruencia articular y la estabilidad de la rodilla, el primer ligamento a fjar es el LCP (si estuviera lesionado). Pregunta 7: ¿Cuál será el protocolo de rehabilitación? El protocolo específco de rehabilitación dependerá de los ligamentos reconstruidos, por lo tanto, para lograr buenos resultados funcionales, es vital un correcto diagnóstico y tratamiento 22 . En la mayoría de las reconstrucciones, utilizamos inicialmente una órtesis dinámica articulada en extensión completa, por 3 – 4 semanas, permitiendo movilización pasiva para lesiones de EPM a tolerancia a partir de la segunda semana, ya que esas lesiones, tienen una mayor incidencia de rigidez articular. Con las técnicas actuales, las cuales logran una mayor estabilidad y seguridad de nuestras reconstrucciones, hemos evolucionado hacia una movilidad más precoz. En general, indicamos descarga total por 2 semanas, luego dos semanas de apoyo mínimo “toe touch” y desde la 5ta semana, aumento de carga progresiva según tolerancia. Existe evidencia actual con protocolos más agresivos con buenos resultados funcionales. Nuestra recomendación es realizar una rehabilitación específca para cada paciente y tipo de lesión. Respecto al retorno deportivo, este no debe ser antes de los 9 a 12 meses, dependiendo del tipo de reconstrucción y actividad deportiva. Esto nos aseguraría la adecuada integración biológica de nuestros injertos, evitando y/o disminuyendo la probabilidad de falla de nuestra cirugía. En resumen, un buen plan de rehabilitación debería estar enfocado en proporcionar una condición segura para la cicatrización de nuestros injertos, una movilización articular lo más precoz posible, para recuperar la estabilidad y biomecánica de la rodilla. 370
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