Traumatología de la rodilla
Universidad de Chile Fractura por fatiga Individuos con dedicación deportiva regular que genera actividad física demandante, que algunas veces se da dentro de la esfera laboral y en aquellos con episodios extenuantes intermitentes sin entrenamiento planifcado están en mayor riesgo de sufrir una fractura por fatiga. Se pueden presentar entre el 1 y el 15% de los deportistas dependiendo de la especialidad deportiva, siendo mayor en atletas corredores de fondo, gimnastas y bailarines. Las fracturas por estrés se manifestan como sintomatología dolorosa larvada, frecuentemente tras realizar actividad física, que se alivia con el descanso y reaparece o se incrementa al retomar el ejercicio, con un punto de infexión agudo tras algún detonante que puede ser un aumento en la intensidad o modifcación del programa de ejercicio. Son el resultado de la aplicación de una carga repetida y exagerada en duración, intensidad o frecuencia que sobrepasa la tolerancia y capacidad de remodelación por microdaño acumulado y progresivo, sin tiempo de recuperación en un hueso normal, provocando una fractura. Originalmente descritas en lesiones metatarsianas de conscriptos militares tras marchas prolongadas ( 1 de 3 ), 80 a 95 % de las veces se ubican en las extremidades inferiores, siendo la tibia la localización más frecuente, ubicándose de modo decreciente en tarso (navicular), metatarso, fémur, fíbula y pelvis. Existen factores asociados a la aparición de fracturas por fatiga, de entre los cuales se pueden identifcar aquellos de naturaleza intrínseca que corresponden a condiciones propias del individuo como: edad avanzada, adolescencia, sexo femenino, raza, condición física general, traumatismos de importancia previos en la misma extremidad o en la opuesta, arquitectura ósea como mala alineación, pie plano o cavo, ante o retro pie varo – valgo, genu varo – valgo, desejes y discrepancias de longitud global de las extremidades inferiores que determina aspectos biomecánicos perjudiciales, condición muscular debilitada o desequilibrada, condición de hiperlaxitud ligamentosa y articular alterada, todos esto puede someter a alguna región del esqueleto a sobrecarga. Aunque claramente es el resultado de un fenómeno multifactorial, se describe un mayor riesgo asociado a la condición de mujer, quienes presentan mayor incidencia de fracturas cuando se someten a programas de entrenamiento similar a hombres, más aún si está presente amenorrea o menarquia retrasada que inducen reducción de la densidad ósea. Los factores extrínsecos más comunes son el tipo de disciplina deportiva, la rutina de entrenamiento, la superfcie de trabajo, la indumentaria utilizada con énfasis en el calzado y la duración rutinaria de la actividad. Dentro de diagnósticos diferencial se debe descartar principalmente osteomielitis y tumores como osteoma osteoide y sarcoma de Ewing. Diagnóstico El estudio de estas fracturas debe incluir Rx simple, de escaso rendimiento en etapa inicial o bien presentar signos característicos como áreas de engrosamiento cortical, esclerosis y reacción perióstica, con fractura en una cortical que da cuenta de procesos sobrepuestos de lesión - curación. La resonancia magnética tiene una sensibilidad de 100% y una especifcidad de 85 %, por lo que es el examen defnitivo para avanzar en el diagnostico diferencial, de especial importancia para atletas en los cuales se requiere diagnóstico rápido y seguro. 137
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