Traumatología de la rodilla

Universidad de Chile En estos casos, la artroscopia probablemente es una herramienta fundamental y los procedimientos mínimamente invasivos y poco agresivos como las sinovectomías y la identifcación y manejo de lesiones concomitantes signifcarán una alternativa benefciosa para nuestros pacientes. Por su contraparte, el paciente que presenta cambios degenerativos, requerirá de procedimientos más invasivos y complejos que a la vez sean predecibles según lo descrito en la literatura actual. A continuación, presentamos de manera individuales las alternativas de tratamiento más utilizadas en el manejo del dolor anterior de rodilla dependiendo de la condición del paciente. Paciente sin artrosis Cuando nos vemos enfrentados a un paciente sin artrosis y dolor anterior de rodilla, tenemos 2 posibles focos en los cuales podemos intervenir. Estos habitualmente pueden presentarse en conjunto y contribuir a la génesis del dolor mediante los mecanismos que explicamos previamente. Por una parte, tenemos la disfunción de los estabilizadores dinámicos, también llamadas disfunciones musculares, que pueden ser secundarias a debilidad del cuádriceps femoral o el vasto medial oblicuo (VMO), alteraciones en el balance muscular y el tiempo de activación entre el VMO y el vasto lateral o, por alteraciones en la fexibilidad de los distintos grupos musculares a nivel del muslo. De manera complementaria, tenemos el mal alineamiento patelofemoral que puede ser por alteraciones de la alineación articular a nivel local o, por alteraciones del eje en algún otro punto de la extremidad inferior. Si estas alteraciones se presentan en pacientes con rodillas sin cambios degenerativos de importancia hay que considerar realizar un manejo de manera escalonado pero estricto, tratando de hacer que el paciente respete los tiempos de recuperación y se apegue adecuadamente al plan terapéutico para evitar recurrencias. Dentro de las opciones de tratamiento existen distintas modalidades de kinesioterapia y algunas herramientas de apoyo como los taping, el manejo del dolor con fármacos y cambios en estilo de vida como el control del peso y la modifcación de algunas actividades si es posible. Esto debiese ser sufciente para el manejo de la mayoría de los pacientes con síndrome de dolor patelofemoral. Si el paciente persiste sintomático después de un tiempo razonable, de entre 3 a 6 meses, y haber llevado a cabo el tratamiento según lo estipulado, podemos ofrecer alternativas más agresivas de manera quirúrgica teniendo la precaución de entender cómo los distintos procedimientos pueden contribuir a mejorar (o empeorar) el dolor. Tratamiento farmacológico Como sabemos, el dolor patelofemoral puede provenir de distintos procesos infamatorios ya sea por el compromiso de la grasa retropatelar, el dolor neuropático por los microneuromas tisulares y retinaculares o por la hiperpresión articular. Por otra parte, sabemos que el daño subcondral si puede producir dolor y que el daño del cartílago articular leve puede alterar la disipación de la carga generando hiperpresión, lo que si genera dolor. Teóricamente todo esto podría ser abordado desde un punto de vista farmacológico ya sea disminuyendo los procesos infamatorios, modulando el dolor neuropático o inhibiendo la degradación cartilaginosa pero no existe evidencia de alta calidad que respalde esta conducta. 105

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