Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 990 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier isla). Como muchas veces se ha destacado, desde los estudios de la pragmática lingüística, el silencio puede ser, a veces, tan comunicativo como el habla. Por lo visto, Parra es plenamente consciente de ello. El recurso al diálogo dramatizado en la poesía de Parra ha sido señalado por varios autores, como ya indicamos. Ciertamente, su presencia en los antipoemas es constante desde sus inicios, a veces, con una función lúdica, por ejemplo, “Buenos días, dijo, / Yo le contesté, / Él en castellano, / Pero yo en francés. / Dites moi, don angel / Comment va monsieur”  (Sinfonía de cuna). En otras ocasiones, este recurso le permite al poeta representar, dialógicamente, las voces de los críticos de la antipoesía: Mi poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte: / “¡Las risas de este libro son falsas!”, argumentarán mis detractores / “Sus lágrimas, ¡artificiales!” / “En vez de suspirar, en estas páginas se bosteza” / “Se patalea como un niño de pecho” / “El autor se da a entender a estornudos” / Conforme: os invito a quemar vuestras naves, / Como los fenicios pretendo formarme mi propio alfabeto. / “¿Aqué molestar al público entonces?”, se preguntarán los amigos lectores: / “Si el propio autor empieza por desprestigiar sus escritos, / ¡Qué podrá esperarse de ellos!” (Advertencia al lector). En otros antipoemas, los diálogos le permiten a Parra articular un determinado misticismo, muy influido por la tradición judeocristiana, que se concreta en imágenes oníricas cargadas de surrealismo: En un supremo esfuerzo logré distinguir las tablas de la ley: / “Nosotras somos las tablas de la ley” decían ellas / “Por qué maltratas a tu madre” / “Ves esos pájaros que se han venido a posar sobre nosotras” / “Ahí están ellos para registrar tus crímenes” / Pero yo bostezaba, me aburría de estas admoniciones / “Espanten esos pájaros” dije en voz alta / “No” respondió una piedra / “Ellos representan tus diferentes pecados” / “Ellos están ahí para mirarte”/ Entonces yo me volví de nuevo a mi dama / Y le empecé a dar más firme que antes (Las tablas). Por lo general, se opta por secuencias de discurso directo 6 , por ejemplo, “Reconoce esos árboles oscuros? / -Si no me equivoco se llaman cipreses. / -Perfectamente bien: / Esos árboles negros son cipreses. / -Qué le parecen los nichos perpetuos? / -Qué es un nicho perpetuo? / -Cómo que qué es un nicho perpetuo? / Lo contrario de nicho temporal” (En el cementerio). No obstante, en algunos versos se matiza el empleo del discurso directo con secuencias de discurso indirecto, como en “Al mismo tiempo me pregunté, / Fui a un abismo lleno de aire; / Me respondió una voz: / Yo soy el Individuo. // Me preguntaron que de dónde venía. 6 Para la distinción entre discurso directo e indirecto, cf. Maldonado (1999). Una propuesta de clasificación de las diferentes formas de discurso directo e indirecto, con base en una muestra del habla capitalina, se encuentra en San Martín y Guerrero (2013).

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