Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 989 – Sobre los recursos dialógicos y de representación… • Abelardo San Martín Núñez castellana / y te diré quién eres // Chile fue primero un país de gramáticos / un país de historiadores / un país de poetas / ahora es un país de... puntos suspensivos” (Chistes Parra desorientar a la policía). De igual manera, Parra se refiere a la corrección lingüística con ironía: “Digo las cosas tales como son / O lo sabemos todo de antemano / O no sabremos nunca absolutamente nada. // Lo único que nos está permitido / Es aprender a hablar correctamente” (Cartas del poeta que duerme en una silla) o para criticarla, de modo explícito, como cuando enumera, entre los contenidos que inútilmente se revisan en la escuela, los siguientes: “cuál es el significado de la palabra consueta // etimología de la palabra filosofía // etimología de la palabra etimología // cómo se dice pizarrón en francés // subraye las palabras terminadas en consonante // ¿es correcto decir se venden huevos?” (Los profesores). De naturaleza más enigmática es el fragmento que, a continuación, incluimos, donde Parra revela su conciencia de la variación dialectal de la lengua española, que aquí se refleja en la instrucción de que en Chile, como en cualquier país americano de habla española, debe emplearse el seseo: Para no perder tiempo / Haga el favor de repetir la frase / Esos árboles negros son cipreses. / -Esos árboles negros son cipreses. / Tiene que repetirla varias veces / Hasta que se la aprenda de memoria. / -Esos árboles negros son cipreses / -No pronuncie la ce. / Los españoles pronuncian la ce, / Recuerde que está en Chile: / No pronuncie la zeta ni la ce. // Bueno, volvamos a nuestra lección / Esas pequeñas casas / Son las habitaciones de los muertos. / En español se llaman mausoleos. / Unos parecen kioskos / Otros parecen puestos de revistas (En el cementerio). ¿A quién se dirige el hablante lírico del poema? ¿A un aprendiz de pompas fúnebres o de flâneur que adquirió la variedad de español peninsular? Su conciencia fonológica de los rasgos particulares del habla coloquial chilena resulta fundamental para comprender ciertos rasgos de la poesía de Parra, que desarrollaremos más adelante. La predominancia del dialogismo es aún más evidente en algunos versos de los antipoemas, en los que Parra se muestra consciente de la existencia de un yo plural heteroglósico y de que la comunicación, sobre todo, contempla una dimensión ecoica. De este modo, en el siguiente fragmento, se revela que el autor asume el carácter dialógico del lenguaje como uno de sus rasgos esenciales: “Ya que no hablamos para ser escuchados / Sino que para que los demás hablen / Y el eco es anterior a las voces que lo producen” (Solo de piano) . Asimismo, en los versos siguientes, el hablante lírico declara su rendición en su lucha por comunicar un contenido original único: “Ya no me queda nada por decir / Todo lo que tenía que decir / Ha sido dicho no sé cuántas veces” (Tres poesías). La inefabilidad a la que se ve enfrentado el antipoeta lo lleva a afirmar que no solo la presencia del lenguaje es significativa, sino que también su ausencia, puesto que “creo más en el verbo que en la acción / pero no se me juzgue por lo que digo / sino por lo que dejo de decir” (Yo soy más de la reina que de la
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