Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II

– 968 – Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier academias hermanas de los diferentes países hispanohablantes en el marco de la Asociación de Academias de la Lengua Española. La otra etapa cumbre en la historia académica es la fundacional, cuando, en un período de veintiséis años de intenso trabajo, un grupo de veinticuatro eruditos sin experiencia lexicográfica previa unieron sus esfuerzos para confeccionar, bajo la dirección de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga, una monumental obra que abarca más de 40.000 artículos repletos de información de gran calidad: el Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua , conocido generalmente, y desde muy temprano, como Diccionario de autoridades (citado en adelante DA ). La obra también destaca por su gran originalidad: a pesar de que, como los autores declaran explícitamente en el prólogo, se habían inspirado en diversos diccionarios extranjeros ya existentes, como el Vocabolario de la Crusca o el Dictionnaire de la Académie Française, y algunos más (prólogo, pp. II-III; Azorín 2001: 168-170), estos repertorios lexicográficos servían, más que de modelos para imitar, de estímulo para crear una obra relativa al español que estuviera a su misma altura. En cuanto a los precedentes lexicográficos españoles, los fundadores de la Academia reivindicaron el papel de Covarrubias como el “primero que se dedicó à este nobilíssimo estúdio”, y extrajeron, aunque de forma bastante limitada, datos de las diversas obras existentes, y ello señalando generalmente de forma explícita la procedencia del material aprovechado. Conocemos el alcance de la deuda que contrajeron con Covarrubias gracias a un estudio de Manuel Seco (Seco 1987-1988); yo mismo he señalado las huellas de Nebrija en el DA y en los posteriores repertorios académicos (Ruhstaller 2008a, 2008b); para una visión más general pueden verse Jiménez Ríos 1998 y Freixas Alás 2010: 350- 395. Continuando en esta línea de investigación, me propongo indagar en esta ocasión la influencia que tuvo en el primer diccionario académico una obra menos conocida: la del franciscano granadino Diego de Guadix. 2. LA OBRA LEXICOGRÁFICA DE DIEGO DE GUADIX Y SU RECEPCIÓN POR PARTE DE LOS ERUDITOS Y FILÓLOGOS POSTERIORES La única obra lexicográfica que se conoce de Fray Diego de Guadix es la titulada Recopilación de algunos nombres arábigos que los árabes pusieron a algunas ciudades y otras muchas cosas , fechada hacia el año 1593. Se trata de un diccionario muy peculiar en al menos dos aspectos. En cuanto a su contenido, consiste en una amplísima colección de voces y nombres de lugar –según los cálculos de Á. Moreno (2007: XLVI) incluye 4336 entradas, de las cuales 1318 corresponden a topónimos, y 2275 a voces del léxico general (no solo del

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