Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II
– 933 – Una lectura de cuatro textos fundadores de los estudios literarios... •Mario Rodríguez técnicos. Así, por ejemplo, parte del dispositivo de la parodia para mostrar como la serie social entra directamente en la serie literaria. La parodia como forma de la intertextualidad, como relación con la literatura ya escrita, funciona como un modo de producción determinado por las relaciones de propiedad: la noción de autor como dueño de su texto, el plagio como delito, la legitimación de la cita como préstamo y en el más abierto plano económico, los derechos de autor. Como decía, es el pensamiento de Benjamin (2019) expuesto principalmente en La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica , el que sigue Piglia. En ese texto, Benjamin afirma que la técnica literaria representa un modo de producción de resistencia a un modelo hegemónico espiritualista en que estaría basado el capitalismo burgués. En dicho modelo se privilegia la continuidad, la linealidad, cuyo prototipo es el montaje, la cadena de montaje; las técnicas del proceso de producción artística, están, en cambio, basadas en la fragmentación e interrupción. Este modo de producción pone fin a la idea del autor que se transforma en productor, un manipulador de técnicas y materiales. Mariátegui, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana . En la “Advertencia” el autor expresa: “Otra vez repito que no soy un crítico imparcial y objetivo. Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis sentimientos, mis pasiones. Tengo una declarada y enérgica ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano. Estoy lo más lejos posible de la técnica profesoral y del espíritu universitario”. Estas declaraciones de Mariátegui lo sitúan claramente en la forma genérica del ensayo. Este exige un grado de atención en la individuación del discurso, a la personalidad que siente y piensa detrás de él. Desde esta perspectiva, el sujeto de la escritura es siempre el autor. El discurso ensayístico no requiere de un hablante imaginario, aunque adopte, en este caso, poses antiacadémicas y una pasión semiprofética que podrían configurar un hablante ficticio. El problema del indio es sustancial en el pensamiento de Mariátegui. Para él no era un asunto racial, administrativo, jurídico, educativo, eclesiástico, sino económico: el injusto sistema de propiedad de la tierra concentrado en pocas manos, la del gamonalismo o latifundismo. En esta línea, la económica, existirían en el Perú tres tipos de economía: la feudal o colonial, la burguesa y residuos de la economía indígena. La defensa del indio que asume Mariátegui implica el rechazo de otros grupos étnicos como los africanos y asiáticos: “el chino y el negro complican el mestizaje costeño. Ninguno de estos elementos ha aportado aún a la formación de la nacionalidad valores culturales ni energías progresivas”. Para Mariátegui, la negritud está unida a la sensualidad y la superstición, mientras la raza asiática lo está a la apatía y fatalidad. “El problema indígena no admite la mistificación a la que lo ha sometido una turba de abogados y literatos, consciente o inconscientemente mancomunados con los intereses de la casta latifundista. Colocando en primer término el problema político-social asumimos la actitud menos lírica y literaria posible”… ”Comenzamos a revindicar categóricamente el derecho del indio a la tierra”.
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